- viernes 31 de octubre de 2025 - 12:00 AM
En muchas parejas, cuando la mujer pasa a ser la que más gana, se tocan fibras sensibles relacionadas con la autoestima, el orgullo y los roles tradicionales que todavía pesan en nuestra cultura. Para algunos hombres, el salario simboliza poder o estabilidad, y perder ese lugar puede hacerlos sentir menos útiles o valorados. Sin embargo, este no es un problema de dinero, sino de comunicación y percepción. No se trata de cuánto gana cada uno, sino de cómo se sienten con ese cambio. Te recomiendo hablar con él en un momento tranquilo, sin reproches, y dejarle claro que lo valoras más allá de lo económico. A veces, una frase sencilla como “te admiro por lo que haces, no por cuánto ganas” puede marcar la diferencia. También es importante repartir las responsabilidades del hogar de manera equitativa, pero flexible, reconociendo que ambos aportan de formas distintas: tú desde lo financiero, él quizás desde el apoyo emocional, el hogar o la estabilidad. Cuando el dinero se convierte en competencia, el amor se convierte en cuenta pendiente. Si el tema sigue generando tensión, podrían considerar una terapia de pareja. A veces una voz neutral ayuda a reorganizar los roles sin culpas ni comparaciones.