Víctimas de balaceras: daño colateral, según especialistas

Los tiroteos han matado esta semana a una mujer y a un hombre inocentes
  • sábado 25 de mayo de 2024 - 12:00 AM

Esta semana es una de las más sangrientas del presente año, ya que solo el miércoles murieron acribillados cuatro personas.

Diva Graciela Montenegro tenía 47 años, regresaba a su casa la tarde del lunes en una chiva de la ruta Moya- Los Andes en el distrito de San Miguelito, cuando unos pandilleros se subieron al colectivo frente al Municipio de San Miguelito y sin mediar palabras efectuaron disparos dentro del bus.

Es uno de los hechos más tristes por ser una persona que no tenía nada que ver con la guerra entre pandillas que se vive en Panamá.

Otro humilde trabajador que falleció víctima inocente de la violencia, el pasado jueves, fue Luis González de 50 años, fallecido en medio de una balacera perpetrada entre bandas rivales que se fueron directamente a la estación de combustible donde laboraba y uno de los plomos lo impactó cegando su vida.

Crítica situación

De acuerdo con el criminólogo Marcos Aurelio Álvarez, los muertos en medio de esas balaceras son víctimas colaterales.

"Las víctimas colaterales de balaceras, como las que mencionadas, son personas que no estaban directamente involucradas en el conflicto pero que resultaron heridas o muertas debido a la violencia. Estas situaciones son extremadamente trágicas y reflejan la gravedad del problema de seguridad”, apuntó.

El especialista contestó que las razones por las cuales ocurren estas víctimas colaterales son varias, entre ellas porque son confrontaciones en lugares públicos.

Las pandillas a menudo se enfrentan en lugares públicos o concurridos, donde hay muchas personas inocentes presentes. Estas confrontaciones pueden ocurrir en mercados, calles transitadas, estaciones de servicio y otros lugares donde la gente realiza sus actividades diarias, reconoció Álvarez.

Otra razón es el uso de armas de alto calibre y la gran cantidad de municiones, ya que estas incrementan el alcance y la letalidad de las balaceras.

Las balas perdidas pueden alcanzar a personas que están a una distancia considerable del conflicto, aclaró.

Álvarez puntualiza que los enfrentamientos a menudo son impulsivos y no planeados, sin consideración por la seguridad de los transeúntes.

Por otro lado, Julio Alonso, exjefe de la división de Homicidios de la desaparecida Policía Técnica Judicial (PTJ) e investigador criminal especializado en delincuencia organizada, sostiene que la criminalidad criolla, sin pudor o temor a las autoridades ni a la ley ni a Dios, minimizan la vida por simples ajustes de cuentas.

”Ellos mandan un mensaje de muerte, consecuencias de un avance descontrolado del crimen y la incompetencia evidente por acción u omisión de las autoridades y sociedad, al no atacar el problema íntegramente, prevención primaria, secundaria y seguimiento medible de resultados”, destacó Alonso.

El control territorial del Estado en materia de seguridad ha sido cedido indiferentemente y los criminales están mandando un menaje claro: ya atacan a sus objetivos sin discriminación alguna causando daños colaterales de inocentes: niños, padres, transeúntes, como parte de crear terror y desasosiego en la comunidad y miramos como convidados de piedra a estas víctimas inocentes de esta guerra sin sentido, de la cual solo nos excusamos que es control territorial, agregó.

Finalmente, Alonso advirtió que “solo nos queda pedir a Dios que no nos toque estar en medio de una balacera y ser una víctima más olvidados una semana después de ser noticia del momento, sin soluciones serias y plantear cómo solucionar este problema de nuestra sociedad.

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