Llamada le costó la vida
- domingo 07 de octubre de 2012 - 12:00 AM
J unier Ameth González King, de 26 años, estaba pasando una noche agradable en compañía de su esposa, Xiomara Salazar, y unos amigos en su residencia, ubicada en la barriada La Ersa, en San Joaquín, corregimiento de Pedregal, cuando recibió una llamada que le costó la vida.
Eran las 8:30 de la noche del miércoles 26 de septiembre cuando a Junier, quien practicaba la santería, lo llamaron a su teléfono celular. Del otro lado del teléfono una mujer le habló para citarlo a unas cuadras de su casa. Unos minutos antes, Xiomara, su mujer, había salido en compañía de una amiga a la tienda a comprar una caja de cerveza.
Cuando Xiomara regresó a su casa le informaron que Junier había salido a recibir una plata. A los minutos escuchó seis detonaciones, marcó al celular de su marido para que se regresara, pues Xiomara se imaginaba que los tiros provenían de las barracas aledañas a la barriada, pero Junier no le contestó. Casi enseguida una mujer la llamó para indicarle que a su pareja le habían disparado dentro del auto y que ella lo llevaba para la Policlínica J. J. Vallarino, en Juan Díaz. Cuando Xiomara llegó al hospital le dieron la peor noticia de su vida: A Junier, con quien convivía desde hace ocho años, lo habían asesinado de cuatro tiros.
Xiomara cree que la mujer que citó a su marido le iba a pagar un trabajo de santería que él le había hecho. Junier, desde los 19 años, practicaba la santería y realizaba trabajos como despojos, baños contra la mala suerte, santiguaba contra el mal de ojo y limpiaba fincas de energía negativas.
Junier viajaba constantemente al interior de la República a realizar estos trabajos. En enero viajaría a Cuba para aprender más de la santería. Había logrado introducir en esa práctica a varias personas a las que llamaba ahijados.
La noche del crimen, el presunto homicida, identificado como Máximo Sinclair (a) ‘Popo’, de 24 años, fue detenido por la Policía en el Cucuy, donde reside.
El hombre le dijo a la Policía que disparó contra Junier por equivocación, pues pensaba que dentro del auto se encontraba su enemigo, un sujeto apodado ‘Maguito’.
DEJÓ TRES NIÑOS HUÉRFANOS
Junier tenía una semana de estar trabajando como agente de Plataforma en el Aeropuerto Internacional de Tocumen. Una de las metas del hombre era terminar la construcción de la casa donde vivía con su mujer y sus tres hijos.
Xiomara asegura que Junier siempre corrió con los gastos de la casa. La viuda se prepara para abrir una guardería junto con dos socios, lo que será ahora el sustento de la familia.
La abuela de Junier, Mayda Herrera, de 76 años, exigió justicia por la muerte de su nieto, a quien crió desde niño.
Xiomara y Mayda alegan que la Policía no les ha dado información sobre la investigación por el crimen de Junier.