Hay dolor en la comarca: despiden a las dos niñas ahogadas

  • lunes 03 de noviembre de 2025 - 5:00 AM

Docentes y padres de familia piden a las autoridades mayor seguridad para los estudiantes ante las lluvias

Entre cantos tristes, flores silvestres y lágrimas incontenibles, la comunidad de Cascabel, en el distrito de Mironó, despidió este domingo a las pequeñas Kimberlin Mixeira Santo Santo y Melanine Laurent Ábrego Montezuma, de 8 y 5 años, respectivamente, quienes perdieron la vida al ser arrastradas por la crecida de una quebrada cuando regresaban a casa después de clases.

Las honras fúnebres se realizaron en medio de un ambiente de profundo dolor. En el pequeño poblado, decenas de residentes, docentes y compañeros de escuela acompañaron a las familias Santo y Ábrego, quienes aún no asimilan la tragedia.

“Eran niñas alegres, siempre sonrientes y con ganas de aprender”, expresó con voz quebrada la maestra del Centro Educativo de Cascabel, donde ambas estudiaban.

Llamado

Durante el acto religioso, los docentes y padres de familia hicieron un llamado urgente a las autoridades locales y nacionales para que se implementen medidas de seguridad en las rutas escolares y cruces de ríos, especialmente en zonas rurales donde los estudiantes deben caminar largos trayectos expuestos a las inclemencias del tiempo.

“Cada temporada de lluvias vivimos con miedo. No queremos seguir llorando más niños por las crecidas de los ríos”, manifestó una madre del sector, quien pidió la construcción de puentes peatonales y mejores caminos para garantizar el regreso seguro de los estudiantes.

Velas y flores blancas

El féretro de las pequeñas fue acompañado hasta el cementerio por una multitud que portaba velas y flores blancas, símbolo de pureza e inocencia.

Con estas dos muertes, la comarca Ngäbe Buglé suma siete fallecimientos por inmersión en lo que va del año.

Los casos anteriores ocurrieron en Quebrada Hacha y río Fonseca (Soloy), Quebrada Negra, Batata (Ñurun) y playa La Sombra (Ballena, Chiriquí Grande).

Hoy, Cascabel guarda silencio. En las aulas vacías del Centro Educativo, dos sillas quedaron sin ocupar, recordando a Kimberlin y Melanine, cuyas risas se apagaron demasiado pronto, dejando una lección que la comunidad espera no volver a repetir.

Cada temporada de lluvias vivimos con miedo. No queremos seguir llorando más niños por las crecidas de los ríos”, expresó una madre de familia durante el acto fúnebre.