De Gracia: “Seguiré siendo bombero hasta el final de mi vida”

El Sargento Primero del cuerpo de bomberos es un ejemplo de inspiración y superación para las nuevas generaciones
  • lunes 24 de febrero de 2025 - 12:00 AM

La pasión por querer salvar vidas e intentar seguir el legado de su difunto tío, llevaron al Sargento Primero Fidel De Gracia Andrade, a desafiar el peligro con el objetivo de construir su propio camino como un miembro más del Benemérito Cuerpo de Bomberos de la República de Panamá (BCBRP).

De Gracia, de 40 años de edad y proveniente de la provincia de Panamá Oeste, actualmente forma parte de la Dirección de Operaciones de Extinción de Búsqueda y Rescate (Doexbure) y está próximo a cumplir 25 años de servicio en la institución (ingresó un 25 de mayo del 2000 cuando apenas tenía 15 años).

Durante todo ese periplo ha vivido innumerables anécdotas, las cuales están enmarcadas por su esfuerzo, valentía, entrega y dedicación.

Tras atender una operación logística en la estación Darío Vallarino, en Carrasquilla, el rescatista se trasladó hacia la estación Ricardo Arango, en Calidonia, para atender a El Siglo y relatarnos sobre su trayectoria.

¿Cuáles son sus orígenes?

Provengo del área de Panamá Oeste, nací y crecí en el corregimiento de Juan Demóstenes, en el distrito de Arraiján. Ese es el lugar donde actualmente vivo con mi familia.

¿Es padre de familia?

Sí. Estoy casado con mi esposa, tengo 3 hijos, una niña de 15 años, un varón de 13 y una niña de 9 años.

¿Dónde fueron sus estudios?

La escuela primaria la cursé en el Centro Básico de Nuevo Arraiján y los estudios secundarios los culminé en una laboral. El año que viene tengo la aspiración de entrar a una carrera universitaria con el favor de Dios.

¿Qué lo motivó a ser bombero?

La decisión viene de una tradición familiar, porque mis tíos fueron bomberos. El tío que me inculcó en participar ya falleció. Laboraba en la estación de Nuevo Arraiján, hoy día compañía 6 de Panamá Oeste. Yo veía cuando mi tío salía corriendo de la casa con su casco hacia la estación y de niño lo perseguía.

¿Entonces esos fueron sus primeros pininos?

Realmente la estación de bomberos de Nuevo Arraiján fue mi alma máter en el aspecto bomberil, porque ahí fue donde nací, crecí y aprendí. Aunque no formaba parte del cuerpo de bomberos como tal, simplemente nada más les daba la ayuda cuidando la estación.

¿Cómo se da su ingreso de forma oficial?

Uno de los bomberos permanentes me habló un poco más formal y me solicitó que llenara una hoja de inscripción para ingresar a la brigada. Al principio fue difícil entrar, porque como tenía solo 15 años mi mamá no lo aceptaba.

¿En ese entonces no existía restricción de edad?

Nunca se me habló sobre algún requerimiento. Siempre me dijeron que cumplía con el perfil, pero estaba obligado a cumplir los principales requisitos que eran instruirme, capacitarme y educarme para poder ayudarle a ellos.

¿Recuerda usted cuántas vidas ha podido salvar?

Verdaderamente, he perdido la cuenta. Entre asistencias a incendios estructurales o accidentes automovilísticos donde ha habido amenaza a esas vidas, los casos son innumerables, pero si recuerdo algunos hechos relevantes.

¿Nos puede compartir alguna anécdota?

Una vez hubo un incendio estructural en Paitilla, donde había mucha calor ese día y en el área de la búsqueda localizamos a una señora que aclamaba por ayuda y estaba comprometida con gases muy calientes, tóxicos y el calor de la llama que le impedía salir. Nos acercamos a ella, la tomamos de la mano, la extrajimos inmediatamente y la pusimos en un lugar seguro.

¿Qué se siente para usted que lo cataloguen como héroe?

Es algo que verdaderamente lo hace sentir bien a uno. Lo que nosotros hacemos no es para lucrar, lo hacemos porque es nuestro trabajo sin ver raza, condición social, religión o si eres rico o pobre. Para nosotros es gratificante y nos enorgullece.

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