Vivimos a merced de las olas de la ignorancia y el oscurantismo

Las olas en el mar van y vienen. Hay momentos de gran quietud y se apaciguan.
  • sábado 18 de enero de 2020 - 12:00 AM

Análisis. Las olas en el mar van y vienen. Hay momentos de gran quietud y se apaciguan. Pero las olas siempre están allí, en su eterno vaivén, unas veces quietas y otras furibundas. En Panamá usamos la expresión con frecuencia. Le llamamos ‘ola de femicidios' al alarmante y continúo asesinato de mujeres, unas por causas amorosas (contradictora palabra), algunos le llaman ‘crímenes pasionales', otros, la mató por ‘cuestión de celos', y la trágica muerte de mujeres inocentes se llena de frases peyorativas convirtiendo el hecho en un casi ‘ella tuvo la culpa'.

Detrás de las palabras y los acontecimientos existe una ignorancia colectiva heredada a través de los años en el hogar, en la escuela, en los sitios públicos y fortalecido por las telenovelas, series transmitidas través de los diversos medios de comunicación, entre los cuales internet está altamente involucrado y los fanatismos religiosos que se apoderan y empoderan, precisamente en los sectores con menos educación. Es el reciente y doloroso caso en que hay involucrados indígenas, rodeados por la ignorancia, la pobreza y el deseo, que alguien del más allá, los libere de la miseria, el hambre, y el olvido.

Pero, esta alarmante ola de ignorancia debe conducirnos a reforzar la educación, integrar tanto a hombres y mujeres hacia un cambio positivo; siento que todavía hay mucho que hacer, o, mejor dicho, se ha hecho muy poco. Una mujer, sus cinco hijos y familiares, mueren a manos de una secta que debe tener un historial muy conocido. No puede pasar desapercibida. Las sectas entran con una impunidad impresionante y se instalan precisamente en los sectores más, pobres y abandonados, donde la educación llega a cuentagotas y el abandono es casi total.

Comparto la opinión de mi colega y amigo Fernando Martínez cuando expresa: ‘La barbarie nos ha acompañado siempre. No miren solo los hechos. Los atroces crímenes religiosos de la comarca no son espontáneos o irrepetibles. El fundamentalismo y la alienación religiosa siguen allí, allá y acá, igual que los procesos de manipulación de la conducta de unos y otros'.

La Dra. Haydee Méndez Illueca de Espino, opina que ‘lo sucedido es parte de la ola de femicidios que se está dando, el retroceso hacia el paradigma patriarcal, y sobre todo, regreso a un fanatismo y una superstición medieval'.

Lo sucedido no debe quedar registrado solo como hechos noticiosos. Todos los estamentos del país encargados de la seguridad deben recibir educación sobre el fanatismo religioso y los violentos femicidios. Los Ministerios deben reforzar la educación sobre estos temas y eliminar la pobreza y la ignorancia, debe estar entre nuestros objetivos fundamentales.

Una madre asesinada de manera violenta junto sus cinco hijos, no es un caso circunstancial del cual nos olvidaremos los próximos días. Nos revela cuan oscura y atrasada es la visión que tenemos de nuestra sociedad y cuánto abandono y discriminación ha soportado la población indígena desde que Colón arribó, traído a merced de las olas.