La virtualidad llegó para quedarse en la Nacional

Docentes aseguran que esta modalidad beneficia a toda la comunidad educativa de la máxima casa de estudios
  • domingo 03 de julio de 2022 - 12:00 AM

Más de 30 mil estudiantes de la Universidad de Panamá podrían continuar recibiendo clases virtuales hasta el 2023. La modalidad que fue implementada para evitar la propagación de la covid-19, en la actualidad es una salida viable para atender a los 15 mil estudiantes que migraron desde a las universidades privadas a esta casa de estudios superiores.

El secretario general de la Universidad de Panamá, Ricardo Parker explicó que las expectativas en la población estudiantil se sobrepasaron durante los dos últimos años dejando sin espacio físico a esta institución de enseñanza que mantiene una capacidad máxima de 75 mil estudiantes.

‘Al principio se tenía planeado mantener la virtualidad hasta el primer semestre pero como no podemos hacerle frente a la matrícula de 90 mil estudiantes se tendrá que extender hasta fin de año', puntualizó.

Aunque no quiso confirmarlo, Parker no descarta que las clases en línea continúen hasta el 2023. ‘No puedo adelantar lo que sucederá porque depende de las decisiones que tomen el consejo académico y el administrativo, pero lo que sí puedo decir es que la Universidad no va a soportar esta cantidad de estudiantes de manera presencial', sostuvo.

De acuerdo con cifras manejadas por el catedrático hay 60 mil estudiantes de distintos años que asisten a las aulas.

Pero ¿qué tan factible puede ser este sistema en la enseñanza?, el profesor Mauro Zúñiga, de la facultad de Comunicación Social, opina que las clases virtuales son beneficiosas porque permiten una participación activa de los jóvenes.

‘Lo que nos queda es medir los resultados, observando como se desenvuelven en el campo laboral los graduados bajo este experimento virtual', indicó Zuñiga.

Añadió que este proceso iba a llegar pero se aceleró producto de la crisis sanitaria.

En tanto, el también profesor de Comunicación Social, René Hernández dijo que esta modalidad mejora la calidad de vida de los estudiantes, sobretodo de los que viven en Panamá Oeste.

‘Muchas veces se pregona que las clases presenciales son lo mejor, pero es porque impulsan la economía por medio de la comida, combustible y ropa que los profesores y estudiantes están obligados en consumir al movilizarse', comentó.

Hernández considera que la Universidad de Panamá debe ponderar estas clases, en especial para los turnos nocturnos.

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