La Universidad de San Javier

La experiencia de la educación en Panamá La Vieja había sido deficiente
  • viernes 23 de agosto de 2019 - 12:00 AM

Aludiendo a los sucesos del devenir de la nueva ciudad fundada, en 1673, por Fernández de Córdoba, cabe mencionar la constitución de la Universidad de San Javier.

El criterio sostenido por las autoridades administrativas se enfocaba en la imposibilidad de ejecutar ese proyecto. La experiencia de la educación en Panamá La Vieja había sido deficiente. Lo anterior debido a la función de los doctrineros y las escuelas privadas y la de las órdenes religiosas. El argumento era que no existían indios para convertirlos. Por tanto, se entona la discusión en las condiciones étnicas eran distintas a las de Quito, Perú y México.

Por esos días, el instrumento que justificaba la fundación de la Universidad de San Javier era la Bula Papal de Pío IV, de 1571, en la que se admitía la fundación de universidades que se graduasen doctores en Filosofía, maestros y licenciados en Teología. Sin embargo, la condiciones económicas de la nueva ciudad imposibilitaba el proyecto debido al cierre de la Feria de Portobelo y al bloqueo pirático. Fue la peor crisis económica experimentada en Panamá y, además, escribe Tello Navarro lo siguiente: solo las universidades de las capitales virreinales impartían enseñanza superior.

En efecto, el cambio se produce cuando Francisco Javier de Luna Victoria y Castro, se planteó crear una cátedra de Filosofía, con una donación de 6,000 pesos obtenidos con el alquiler de sus propiedades.

La oposición surgió del padre Guillermo Grember, al encargarse del gobierno provincial y el 17 de febrero de 1747, remitió nota al Padre Francisco Javier en que cerraba las cátedras. Ante la situación de oposición se acordó que se exigiese que tuviese un profesor de Filosofía cada tres años al iniciarse el curso. Solo cuando si hubiese un número prudente de alumnos. Y mostrando su cooperación, Francisco Javier, hizo una donación de tres fincas para financiar los maestros que enseñasen Teología y Filosofía. Y, por medio de la cédula, el 13 de junio de 1749, se crea la universidad y reconocida por las autoridades coloniales. Para 1759, le correspondió al padre Juan Antonio Garibaldo ser el rector.

La primera universidad surgió por donación y creció por el ímpetu de los organizadores con cátedras de Filosofía y Teología. También tuvieron una nutrida biblioteca de clásicos y obras de envidiable colección de estudios y manuscritos. De esta universidad salieron entendidos maestros con dominio de la literatura clásica y la jurisprudencia. Con firmeza y lucidez esta universidad no tuvo que envidiar a la de Latinoamérica. Enseñanza y disciplina con estudios de latín.

Meritoria fue la labor de estos maestros y de ahí, surgieron reconocidos jurisconsultos y hombres de letras. He de mencionar a Sebastián López Ruiz. Nació el 26 de marzo de 1728 y recibió las aguas bautismales en la parroquia de Santa Ana, era hijo de Tomás Francisco de Ayala y su madre Juana de Medina Calderón. Manuel Josep realizó sus estudios en calidad de colegial de número en el colegio de San Agustín y San Diego. Se asegura que cursó gramática y retórica. Demostró talento en las clases de filosofía, moral y leyes de indias. Además de las sabatinas, se le cedieron dos actos públicos de filosofía. Graduándose de maestro y, posteriormente, mostró interés y dedicado a los estudios de jurisprudencia.

Otro talentoso estudiante resultó Sebastián López Ruiz, en la partida de bautismo se asegura que nació el 18 de enero de 1741. Estudio Latín y Retórica. En la Universidad de San Javier cursó Lógica y Filosofía. Luego se trasladó a la Universidad Mayor San Marcos de Lima. Se dedicó a la botánica y una experiencia sobresaliente en jurisprudencia. También es prudente mencionar a José de Aizpuru Montero de Espinosa, quien nace el 20 de septiembre de 1717 y falleció, en Quito, el 14 de septiembre de 1803. Realizó estudios en el colegio de los Jesuitas, los continuó en Quito y fue egresado de la Universidad Mayor de San Marco.

Las materias comunes, de lo que hoy denominaríamos el pénsum se encuentra la Metafísica, Animástica y Lógica. Las clases en la Universidad de San Javier eran de un extremo rigor y se extendían a pláticas y disertaciones públicas. El alumno se sometía a un intenso interrogatorio y se tomaba en cuenta su lucidez de expresión y capacidad de análisis.

La Universidad de San Javier funcionó en un edificio que se encuentra en ruinas en el barrio de San Felipe. Según Rodrigo Miró, se le otorgó el grado de Bachiller a Jacinto de Pérez Arroyo. Y agrega Miro que, en 1759, fue rector el padre Juan Antonio Grimaldo. La enemistad que sobresalió por el auge de los Jesuitas y su labor doctrinal y de enseñanza crearon diferencias con el poder español. Lo cual trajo la consecuencia que la universidad fuera clausurada en un acto de ira y de iracunda ansia de poder. Los jesuitas fueron sacados de la universidad y esta clausurada. Hoy en estos 500 años rendimos honor a estos zapadores de cultura y esperamos que algún día se le haga un homenaje como la acuñación de una moneda a los hijos de esta tierra.

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