Ulloa exige no olvidar víctimas del 23 de octubre y del dietilenglicol
- domingo 19 de octubre de 2025 - 12:45 PM
Durante la misa dominical de hoy, el arzobispo metropolitano de Panamá, José Domingo Ulloa, hizo un llamado a no olvidar dos de las mayores tragedias que han marcado la historia reciente del país: el accidente del bus 8B-06 ocurrido el 23 de octubre de 2006, y el envenenamiento masivo con dietilenglicol.
En su homilía, Ulloa recordó que ambas tragedias cumplen 19 años y pidió a la población y a las autoridades mantener vivo el recuerdo de las víctimas. “El dolor no puede caer en el olvido, ni puede repetirse por falta de compromiso o negligencia”, afirmó el arzobispo.
Señaló que estos hechos dolorosos marcaron un antes y un después en Panamá, al evidenciar la fragilidad de los servicios públicos y las graves fallas en los sistemas de control y prevención del Estado.
Además, Ulloa fue enfático en su llamado a la acción ciudadana: “La memoria del dolor también nos exige algo más: no cansarnos de reclamar y trabajar por el derecho que tenemos todos los panameños, sin excepción, a un transporte seguro y una salud pública digna”.
Las tragedias que siguen doliendo
El accidente del 23 de octubre de 2006 en La Cresta, corregimiento de Bella Vista, dejó un saldo de 18 personas muertas y 25 sobrevivientes, muchos de ellos con secuelas físicas y emocionales permanentes. El incendio del bus tipo “diablo rojo” expuso las fallas del sistema de transporte público y la falta de protocolos de emergencia.
Por otro lado, el envenenamiento por dietilenglicol, un componente tóxico presente en medicamentos distribuidos por la Caja de Seguro Social, afectó a unas 3,000 personas, según el Comité de Familiares de Víctimas por el Derecho a la Salud y a la Vida (Cofadesavi). Actualmente, 940 víctimas reciben una pensión vitalicia de $1,000, pero decenas murieron sin ver justicia.
Justicia pendiente
Los familiares de las víctimas y sobrevivientes de ambas tragedias continúan exigiendo justicia plena y reparación integral, denunciando que muchos de los procesos judiciales, así como las medidas de compensación y atención, aún no han sido concluidos o no han respondido adecuadamente a las necesidades de los afectados.