Tatuajes: ¿arte ancestral o moda viral?
- martes 25 de junio de 2024 - 1:00 AM
El tatuaje existe desde el periodo Neolítico. Restos de momias han sido encontradas con tatuajes conservados en la piel, gracias a tintas de buena calidad. Deberíamos investigar cuáles eran, ya que se preservaron perfectamente.
Se han encontrado restos de tatuajes en todo el mundo. Y no es una costumbre de una sola cultura. Esto se propagó casi instintivamente en todas las culturas de la antigüedad. Las distintas culturas mesoamericanas e incluso de Norteamérica también usaron el tatuaje para diferentes objetivos: marcar clases sociales, por estética o, en la antigua cultura grecolatina, para identificar esclavos. Desde luego, en esas épocas existía la venta de seres humanos. Algunos tenían dos o tres tatuajes, porque habían cambiado de dueños.
El tatuaje también estuvo entre los celtas, quienes se tatuaban por motivos mágicos, con símbolos para defenderse de las supersticiones que tenían. La superstición y la religión han estado muy ligadas al arte y el tatuaje es una disciplina donde ha aparecido también. Los pueblos mesoamericanos se tatuaban para ser protegidos de enemigos y enfermedades.
Los tatuajes crecieron entre las culturas y evolucionaron artísticamente. Uno de sus momentos de esplendor se dio en Japón, con el clásico Ukiyo-e, en el Barroco europeo (siglo XVI y el siglo XVII). Allí el tatuaje fue cada vez más ‘outsider’ y marginal. Grandes maestros dibujantes hacían pornografía en grabados, con un dominio extraordinario de las tintas y la composición, desembocando en los fabulosos tatuajes Yakuza.
El tatuaje toma al cuerpo como su soporte, lo integra con su personalidad, su identidad y su carácter. Por eso se hizo de él una relación intrínsecamente ligada a lo más instintivo del ser. Puedo decir que es un asunto fenomenológico, porque el fenómeno de la realidad y del ser mismo se manifiestan al ofrecerse como un soporte del arte. El cuerpo recibe el castigo, el placer, el gozo... el cuerpo recibe la vida. Por eso los castigos son corporales, porque sobre el cuerpo es donde debemos experimentar nuestras acciones y sus consecuencias.
En esa área del conocimiento y del arte se inscribe el tatuaje, y surge otra característica muy importante: el seudónimo. Los tatuadores maestros no utilizan sus nombres, sino un seudónimo que era la firma. Dentro de esa marginalidad se mantiene ese anonimato porque, desde el principio, las artes no tenían autoría. Todo se firmaba a mano con un símbolo. En Pompeya se pueden encontrar las máscaras con las que firmaban los artistas, porque no había nombres. La autoría es un invento del Renacimiento, cuando los artistas tienen esa conciencia de sí mismos.
El problema con el tatuaje es que no se ha profesionalizado y está marginado de la profesionalización. Es decir, que existan escuelas verdaderamente profesionales de tatuaje.
Yo creo que el gran problema es que los tatuadores aprenden unos de otros, asistiendo a “cursillos”, pero no existe una carrera a nivel universitario. Se debería enseñar en las carreras de Artes Visuales. Porque incluso los que tienen talento para dibujar, pintar y para ser grabadores, saldrían como maestros tatuadores.
El tatuaje es una disciplina artística, porque exige saber dibujar, conocer de color, de composición, utilizar una herramienta, conocer bien ese soporte (inestable) que es el cuerpo y la piel. Hay gente que está definitivamente improvisada y está haciendo tatuajes. El tatuaje debe profesionalizarse para que sus distintas características sean bien estudiadas.
Una de las cosas que más admiro del tatuaje es la buena caligrafía, pero es algo que se está perdiendo. Hay grandes calígrafos entre los tatuadores y hay tatuajes que son de pura caligrafía, como los tatuajes que usaron mucho tiempo los marineros desde el siglo XVIII, que se tatuaban en caligrafía, porque en esa época (Barroco) existía una de las caligrafías más bellas de la historia del arte.
Quiere decir que entonces que el soporte del cuerpo no solo sirve para tener una imagen; también sirve para transmitir un mensaje. Y ese mensaje es con caligrafía, no como el tatuaje que se hizo Melanie Griffith, con el nombre de Antonio Banderas.
Hay expresiones muy interesantes, pero insisto, no porque sea una disciplina artística, y haya tatuadores espléndidos, significa que cualquier tatuaje es arte.