Roberto Conrado Kelly, una carrera con un giro imprevisto
- jueves 19 de enero de 2023 - 12:00 AM
El exgrandes ligas panameño, Roberto Conrado Kelly fue un jugador excepcional. Su velocidad para recorrer las bases, promedio efectivo y posicionamiento en los jardines, al momento de realizar incómodos fildeos; rápidamente lo ubicaron en el ojo de los scouts de ligas mayores.
Como nos detalla con precisión, mi amigo Bernardo ‘Miningo' Núñez (Q.E.P.D), en su obra: ‘Jugadores panameños en las Grandes Ligas', a nuestro compatriota: ‘…Le llamaban la sombra. Acechaba los batazos que circundaban el campo central y les llegaba fácilmente como relámpago, con naturalidad y clase…'
Kelly fue firmado por Fred Ferreira, Jefe de Scouts de los Yankees de Nueva York para América Latina, en 1981 (tenía 17 años); fue acompañado por el ‘scout asociado' de los Yankees, Camilo A. Núñez (Q.E.P.D), a su primer destino en Brandenton, Florida, en 1982. Para esos años Roberto Kelly era un talento en ‘bruto', le faltaba pulimiento y sólo recibió un bono de mil dólares.
Roberto Kelly, fue un pelotero en extremo disciplinado y sus rutinas; antes de los juegos, en periodos de recesos (por vacaciones), eran extenuantes; rondas de pesas, todo tipo de ejercicios (físicos), fuertes trotes, recibir batazos, tiros e interminables rondas en las cajas de bateo. Pero lo anterior, no quedaba allí, siempre daba el 100 % de sus capacidades en los partidos, ya sea en las ligas menores o mayores.
Era común verlo hacer jugadas contra las cercas de los estadios o fildeos hacia adelante, con caídas y golpes fuertes. Además de robarse bases, lanzándose con las manos hacía adelante.
Con motivo de tales jugadas se lastimó la muñeca izquierda, la rodilla derecha, la muñeca derecha y el tobillo derecho. En 1991, tuvo una complicada lesión, fracturándose una de sus muñecas, tratando de llegarle a un batazo del miembro del Salón de la Fama, Cal Ripken Jr.
Luego de haber subido a las mayores en 1987, ya para el año 1989, Roberto Kelly, era una ‘estrella emergente' en un equipo en plena faceta de reestructuración, como lo eran los Yankees de Nueva York, que no habían ganado el Este de la Liga Americana desde 1981.
En 1990, llegó su consagración, liderando el equipo en: bateo, carreras, dobles y bases robadas. Jugando los 162 partidos del equipo. A los 26 años en 1991, Kelly dio 20 cuadrangulares, impulsó 69 y se robo 32 bases, fue un año excelente pero las lesiones comenzaron a presentarse de manera significativa, quedando seis semanas fuera de acción.
Todas las miradas del alto mando de los Yankees de Nueva York, estaba en Roberto Kelly y en su desempeño en el año 1992; las lesiones eran motivo de preocupación, además el panameño llegaba a la edad de mayor productividad de un pelotero profesional, es decir, los 27 años de edad.
Kelly, fue elegido para el Juego de las Estrellas por primera vez, pero su número de carreras empujadas bajó, los cuadrangulares se redujeron a la mitad, también las bases robadas disminuyeron y se ponchó en más ocasiones. Esto incluso, había generado, que en diversas ocasiones fuera utilizado en el jardín izquierdo y no el prado central.
Después de la temporada regular en 1992, la situación de Roberto Kelly con su equipo de toda la vida parecía normal, había tenido un año con altas y bajas pero había asistido al Juego de Estrellas; es decir, nada que no se pudiera recuperar el año siguiente.
Toda la tranquilidad, acabó el 3 de noviembre de 1992, cuando se anunció el cambió del bateador derecho Roberto Kelly, por el jardinero derecho y bateador izquierdo de los Rojos de Cincinnati, Paul O Neill.
Los Yankees de Nueva York, necesitaban bateadores zurdos en su alineación y O Neill, a sus 29 años de edad, era una opción viable. La leyenda de los busca talentos (scout) de los Rojos de Cincinnati, Gene Bennett, responsable de la firma de O Neill, Barry Larkin, Don Gullett y Chiris Sabo, le rogó a la gerencia que no concretaran el cambio. En su momento, Oneill, se le describió como un jugador, con coraje, ganas de ganar y profesionalismo.
Ese fue el comienzo de los días de gloria de Paul O Neill y de los Yankees de Nueva York, siete viajes consecutivos a postemporada, cuatro anillos de series mundiales (incluyendo 3 consecutivas).
Una nueva dinastía había comenzado (entre 1995 a 2009). Los Yankees completaron, su meditado plan, trayendo de sus fincas al puertorriqueño (ambidextro), Bernabé ‘Bernie' Williams, que se convirtió en otras de las bujías del equipo.
Con su nuevo equipo, los Rojos de Cincinnati, Roberto Kelly tuvo una excelente primera mitad de temporada; lo que le permitió obtener un puesto dentro de las estrellas de la Liga Nacional, bateó 319 en el año, estando en la lista de lesionados desde el 14 de julio de 1993.
A los 28 años de edad sus mejores días como deportista profesional habían quedado en el pasado y entre 1994 – 2000, cuando se retiró sólo en tres oportunidades participó en más de 100 partidos.
Roberto Kelly, le tocó ver al equipo con el que subió a las ligas mayores, consagrarse y ganar 5 anillos de Serie Mundial, entre (1996- 2009), pero ello jamás lo desmotivó y producto de su tenacidad, trabajo físico y estudio permanente de las nuevas tendencias del juego, logró consagrarse como eficiente entrenador de primera base de los Gigantes de San Francisco y ganar 3 anillos de Serie Mundial, en los años 2010, 2012 y 2014.
Además, ha dirigido equipos campeones de la Liga Mejicana, como los Sultanes, donde ha sido escogido como entrenador del año, así como en la Selección de Béisbol de Panamá. Recientemente, se le ha vinculado al equipo de los Rangers de Texas, para el año 2023, como parte del cuerpo de entrenadores.
Nuestro compatriota, fue uno de los competidores más feroces, que se conoció en las mayores, entre finales de los ochentas y principios de los noventas.
Siempre dio el 100%, dentro y fuera del cuadro; las lesiones le pasaron una fuerte factura a temprana edad, pero su capacidad de reinventarse, lo han convertido en uno de los más importantes entrenadores de jugadores profesionales de la actualidad; se trata de un hombre profesional, estudiante permanente del juego y metódico en toda la dimensión de la palabra.