[Podcast] Rivalidad entre Inglaterra y EE.UU. por el dominio de Hispanoamérica

  • domingo 24 de agosto de 2025 - 12:00 AM

Durante el siglo XIX, Reino Unido y Estados Unidos compitieron por la hegemonía en Hispanoamérica, aprovechando la inestabilidad de las nuevas repúblicas. Mientras Gran Bretaña expandía su influencia mediante comercio e inversiones, Estados Unidos imponía la Doctrina Monroe (1823) y, bajo Andrew Jackson, adoptó una política exterior más agresiva e intervencionista. Un ejemplo de esta estrategia fue el incidente de 1831 con Argentina, que evidenció la tendencia de Estados Unidos a intervenir en la región.

En diciembre de 1831, las autoridades del gobierno de Buenos Aires arrestaron a varios ciudadanos estadounidenses acusados de participar en actividades ilícitas dentro del territorio argentino. En respuesta a esta medida, el gobierno de Estados Unidos envió la fragata USS Lexingto para presionar a las autoridades locales para que liberaran a los detenidos.

Este incidente estuvo influenciado por la Doctrina de Jackson, que promovía la expansión del poder estadounidense mediante la imposición de su voluntad. No se trataba únicamente de un acto de protección hacia sus ciudadanos en el extranjero, sino que entonces era la estrategia para afirmar su presencia en el Cono Sur.

Pocos meses después del incidente con Argentina, el 3 de enero de 1833, Gran Bretaña ejecutó la ocupación militar de las Islas Malvinas. Estados Unidos se mantuvo al margen y evitó condenar la acción británica, lo que evidenció una aplicación selectiva de la Doctrina Monroe.

En teoría, la doctrina proclamada por James Monroe en 1823 buscaba frenar la expansión de las potencias europeas en el continente americano. Sin embargo, en la práctica, la pasividad de Estados Unidos ante la invasión británica demostró que su prioridad no era proteger a las naciones latinoamericanas, sino salvaguardar sus propios intereses geopolíticos. La Argentina quedó en una posición diplomática y militarmente vulnerable, permitiendo que Gran Bretaña consolidara su dominio sobre las islas.

Entre 1834 y 1836, se desató una crisis diplomática entre Nueva Granada (actual Colombia) y el Reino Unido, debido a la intervención del vicealmirante británico Charles Russell en asuntos internos del país sudamericano. En un controvertido episodio, Russell fue condenado a seis años de prisión tras un altercado con el ciudadano neogranadino Justo Paredes, lo que llevó a las autoridades británicas a exigir su liberación inmediata y una indemnización de mil libras esterlinas como compensación.

El gobierno de Nueva Granada, firme en su soberanía, se negó inicialmente a aceptar las exigencias británicas. Sin embargo, la creciente presión de la corona británica y la amenaza a las autoridades granadinas a iniciar un proceso de negociación para evitar una escalada del conflicto. En 1837, finalmente, Nueva Granada accedió al pago de la indemnización con el fin de prevenir una intervención militar.

A pesar de este acuerdo, en 1839, el diplomático Manuel María Mosquera fue enviado a Londres con el propósito de obtener una revisión del tratado y buscar una rectificación por parte del gobierno británico. No obstante, antes de que pudiera lograr su objetivo, su gobierno fue derrocado, lo que frustró cualquier intento de renegociación. Este episodio reflejó demostró la fragilidad de las repúblicas recién independizadas

Durante las décadas de 1830 y 1840, las tensiones y los Estados Unidos aplicaba una diplomacia coercitiva y el uso de la fuerza para hacer valer sus intereses, Gran Bretaña optaba por el control comercial y la expansión territorial como estrategias para consolidar su dominio.

La lucha por el control de la región obligó a las jóvenes repúblicas latinoamericanas a negociar su soberanía bajo condiciones de extrema presión diplomática, económica y, en algunos casos, militar. Este periodo histórico marcó el inicio de una larga etapa de injerencias extranjeras en los asuntos internos de los países hispanoamericanos, configurando un escenario de un dominio donde las decisiones de los países latinos fueron extorsionados por Estados Unidos e Inglaterra.

La lucha por el control de la región obligó a las jóvenes repúblicas latinoamericanas a negociar su soberanía bajo condiciones de extrema presión diplomática, económica y, en algunos casos, militar.