¿Proteger la niñez? Una opinión
- martes 07 de junio de 2022 - 12:00 AM
Soy un abuelo convencido que el vínculo más sólido y perecedero, entre dos seres humanos, es el que se establece entre la madre y el hijo; pero luego de ver fotos de mis nietos, con mascarillas, en la escuela y en el parque, decidí retomar el tema.
Excepción hecha de los menores inmunológicamente comprometidos, la mayoría absoluta de los niños que entran en contacto con el virus, ni siquiera se percatan, y solo la minoría presenta síntomas propios de una gripe banal. Además, ya es un hecho reconocido que la terapia génica, llamada vacuna, implica la probabilidad de causar daños graves e irreparables, ni remotamente comparables a los que, niños sanos pudieran presentar a consecuencia del virus.
Afectaciones del Sistema Nervioso, el corazón, los órganos reproductivos y del Sistema Inmunológico. De manera que, inocular a los niños, para ‘protegerlos' de un virus inocuo, favorable para la maduración de su sistema inmunológico, es un disparate.
Sería irresponsable ignorar los daños, a los cuales han sido expuestos los menores que hasta aquí han sido inoculados, pero sería peor esperar a que, los estrategas del transhumanismo, buenamente decidan suspender la absurda campaña.
Igual viene ocurriendo con el uso indefinido de mascarillas, que no tiene razón de ser, particularmente en los menores de edad. El experto en vacunología y Profesor de inmunología viral, de la Universidad de Guelph, Canadá, el Dr. Byram W. Bridle, claramente, advierte: ‘1.- Aislar a los niños del mundo microbiano promueve el desarrollo de enfermedades crónicas. 2- Los niños pequeños necesitan interactuar con el mundo microbiano. 3.- Es absolutamente esencial para el correcto desarrollo de sus sistemas inmunológicos'. Y agrega: ‘Nuestro sistema inmunológico no madura completamente hasta bien entrada la adolescencia, y la mayor parte de ese desarrollo ocurre entre el nacimiento y los seis años de edad.
La capacidad del sistema inmunitario para autorregularse depende de las interacciones con el mundo microbiano... particularmente con miembros de la familia. Aislar a un niño pequeño de microbios no peligrosos en su entorno compromete los componentes inmunorreguladores de su sistema inmunológico. Estoy horrorizado de que muchos niños hayan estado soportando esto durante más de dos años, y para algunos no se vislumbra un final'.
Los principios inmunológicos básicos sugieren que los niños muy pequeños, que tuvieron que soportar las políticas de bloqueo de COVID-19 podrían enfrentar las tasas más altas de enfermedades autoinmunes, alergias y asma en la historia de la humanidad. Además, la mascarilla afecta el desarrollo del lenguaje'.
Quienes discrepamos del manejo de la crisis sanitaria y advertimos los riesgos que implica, tenemos el deber moral de exigir cuentas, y las autoridades de salud, la obligación legal de garantizar el interés superior del menor; urge debatir el tema, integralmente, a la luz pública y en igualdad de condiciones. La Convención sobre los Derechos del Niño, suscrita por Panamá, demanda conciencia y responsabilidad.
La niñez no debe seguir expuesta a tales riesgos, debido a nuestra ignorancia, ineptitud o lo que sería peor, de nuestra complicidad, por omisión o por acción. Lo racional, ético e inaplazable, es suspender la inoculación de menores y el uso de mascarillas.
Proteger la niñez exige integridad, probidad y coherencia. Basta de demagogia e irresponsabilidad; si los profesionales u otros, no hacen nada por detener el abuso, que los padres asuman su papel, antes de que sea demasiado tarde. ¿Usted qué opina?