
- viernes 18 de abril de 2025 - 8:00 AM
Cada año, cuando llega la Semana Santa, Panamá se transforma. Las calles se llenan de silencio reverente, las emisoras de radio cambian su programación habitual y muchos locales nocturnos cierran sus puertas. Entre las tradiciones más notorias está la ausencia casi total de música durante el Viernes Santo, una costumbre que ha perdurado por generaciones y que aún hoy se respeta en muchos hogares panameños. Pero ¿de dónde viene esta práctica y por qué se sigue cumpliendo?
El Viernes Santo es uno de los días más solemnes del calendario cristiano, ya que conmemora la crucifixión y muerte de Jesucristo. En un país como Panamá, con profundas raíces católicas, este día se vive con recogimiento. Tradicionalmente, se considera un momento de reflexión, penitencia y luto. Por esa razón, desde tiempos coloniales, se ha evitado cualquier tipo de celebración ruidosa, incluyendo la música, que se asocia con el gozo y la fiesta.
Durante muchos años, existieron incluso normativas oficiales que prohibían el funcionamiento de bares, discotecas y actividades públicas con música durante ese día. Aunque hoy en día estas restricciones han perdido fuerza legal, en la práctica todavía se observan. Algunas emisoras de radio, por respeto o convicción religiosa, optan por no emitir música popular y en su lugar colocan música sacra, programas religiosos o simplemente silencio. Lo mismo ocurre en algunos hogares, donde por tradición o devoción se apagan las radios y se evita cantar o poner música.
Más allá del aspecto religioso, también hay un componente cultural. Para muchas personas mayores, poner música en Viernes Santo es visto como un acto de irrespeto, una ruptura con las costumbres que les enseñaron desde niños. Aunque las nuevas generaciones pueden no compartir el mismo nivel de fervor religioso, muchas veces adoptan la práctica por respeto a sus padres o abuelos.