“Panamá tiene muchos Panamá adentro”

Ola migratoria por el tapón, informes de escuelas y hospitales y el impacto de la pandemia del covid 19, los temas abordados en esta entrevista
  • lunes 29 de diciembre de 2026 - 12:00 AM

Presentado por la Defensoría del Pueblo

El defensor del Pueblo, Eduardo Leblanc González, analiza los principales hechos y los retos inmediatos que debe atender la entidad responsable de la defensa de los derechos humanos en Panamá.

La Defensoría avanza en el tema de los informes, ¿qué aportes dejan estos documentos en la población?

Durante un tiempo se hacían informes y recorridos, pero esa práctica se había perdido. Nosotros la retomamos, con una diferencia: los hacemos públicos en nuestras redes y los enviamos a las dependencias junto con el debido seguimiento.

Hablamos de salud, hospitales, escuelas, del tema de transporte. Antes de las elecciones queríamos que los candidatos usaran estos informes como insumo para sus planes de gobierno. Ahora buscamos que sirvan para políticas públicas. Desde 2020 hasta ahora hemos trabajado de forma continua para que la población vea que se le escucha y se le advierte a las autoridades lo que está ocurriendo.

Panamá vivió una oleada migratoria por la provincia del Darién. ¿Cómo se vivió este problema desde dentro?

Fue un periodo muy difícil. Recuerdo que cuando recién entré, predominaba la población haitiana; incluso habían quemado el albergue de la Cruz Roja, de Unicef y otras toldas.

Tuvimos que enfrentar cierres de frontera cuando Nicaragua decidió cerrarla, luego Costa Rica también. Después empezó a llegar la migración venezolana, que como hemos visto, fue desde profesionales hasta personas muy golpeadas por la crisis social en Venezuela. Al inicio eran familias completas —padre, madre, hijos, abuelas— caminando juntas; luego empezaron a ser mayoritariamente jóvenes cruzando solos.

Creo que ese ha sido uno de los retos más grandes para Panamá. Se nos criticó mucho por permitir el paso del Darién hacia la frontera, pero eso ayudó a que las personas continuaran la ruta y no se quedaran en un país tan pequeño como el nuestro. De lo contrario, hoy tendríamos aún más dificultades de las que ya enfrentamos con nuestra propia población.

¿Cómo recuerda el impacto de la pandemia en los derechos humanos en la población más vulnerable?

La pandemia la vivimos todos; yo la viví en carne propia, incluso con la muerte de mi hermano.

Fue un periodo muy duro. Estuvimos encerrados y hoy debemos analizar en retrospectiva si eso salvó vidas. Sabemos que la economía quedó golpeadísima y aún tenemos rezagos. Hubo vulneraciones a la movilidad y excesos: recordemos a los jueces de paz con libretas de boletas en cada punto. Recuerdo, por ejemplo, en una playa donde llegamos de noche, que estaban únicamente para anotar y sancionar a quienes se movían sin importar si era por trabajo o necesidad.

También hubo vulneraciones de la fuerza pública, dificultades para acceder a comida, y hoy vemos lo cuestionado que ha sido el manejo de las bolsas de alimentos. Fue un momento difícil en el que muchos se aprovecharon y a muchos se les vulneraron sus derechos al tránsito y a la salud.

La educación también quedó muy golpeada. Ese plan educativo por radio o internet no fue suficiente y hoy se nota en las universidades, con los estudiantes que ingresan tras haberse graduado en ese periodo.

¿Cómo ha sido la relación con el gobierno anterior y el actual?

En el gobierno anterior participamos en reuniones donde nos explicaban decisiones. Recuerdo el plan para eliminar las escuelas ranchos y convertirlas en móviles o contenerizadas con apoyo del Senan y el gobierno estadounidense.

Con el gobierno actual, antes incluso de que tomaran posesión, les presentamos el informe de las 457 escuelas visitadas. Entendemos que entre principios de 2025 y el año anterior hubo una merma por las protestas. Esperamos que en 2026 puedan recuperar el tiempo perdido.

La educación no es solo asunto del Ministerio de Educación; también es responsabilidad de la comunidad. Las escuelas no las dañan solo profesores o estudiantes: también la población. Es un tema integral.

¿Qué momentos le dejan satisfacción de la gestión en la entidad?

Hay momentos gratos. Personas que se toman el tiempo de enviar una carta agradeciendo por una cita médica conseguida, por apoyo brindado, incluso cuando el desenlace final fue la muerte del paciente. Madres privadas de libertad, niños excluidos de la escuela... Muchos casos bonitos que no publicamos porque es parte del trabajo.

Y debo agradecer a los funcionarios: somos unos 253. Sin su compromiso no habríamos logrado nada.

Cuando usted dice que Panamá es un país “sin igual”, ¿a qué se refiere exactamente?

La verdad es que Panamá es un país, como solemos decir, sin igual. Aquí nació una República que primero fue parte de España, después de Colombia, y cuyo destino cambió con la construcción del Canal. Ese trasfondo histórico explica lo que mencionas: la llegada de multiplicidad de personas de otros países y culturas, algo que nos llevó a la interculturalidad y a diferencias muy marcadas entre regiones, incluso en comparación con países de Centroamérica y con nuestra hermana Colombia.

Esa interculturalidad ha enriquecido al país, pero también ha creado varios Panamá: el de comarca, el campesino, el rural, el citadino, y este último se está extendiendo a lugares como Chiriquí o Veraguas. Sin embargo, a la vez siguen existiendo desigualdades: en el acceso al agua, a la educación, en la gestión de la basura, en la infraestructura y más. Estas condiciones han generado enormes diferencias en un país muy pequeño y con núcleos muy distintos.

La educación también quedó muy golpeada. Ese plan educativo por radio o internet no fue suficiente y hoy se nota en las universidades, con los estudiantes que ingresan tras haberse graduado en ese periodo”.
Somos unos 253, sin su compromiso no habríamos logrado nada”.