Las cinco leyendas más conocidas de Semana Santa

  • viernes 18 de abril de 2025 - 8:40 AM

Durante la Semana Santa, además de las procesiones y actos religiosos que conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, en muchas regiones de Panamá cobran fuerza leyendas transmitidas por generaciones. Estas historias, que mezclan fe, temor y tradición oral, son parte del imaginario popular y se cuentan en voz baja entre vecinos, abuelas y niños curiosos. Aquí repasamos cinco de las más conocidas:

1. La carreta sin bueyes

Se dice que en las noches del Viernes Santo se escucha el rechinar de una carreta que avanza sola, sin bueyes que la empujen. Quienes la han visto aseguran que es guiada por una figura encapuchada y que su aparición es señal de mal augurio. Algunos creen que se trata del alma en pena de un pecador que burló los ritos de la Semana Santa.

2. La monja sin cabeza

En algunos pueblos del interior, especialmente en antiguos conventos o iglesias, se cuenta que durante la Semana Santa puede verse a una monja sin cabeza caminando por los pasillos o corredores. La leyenda dice que fue una religiosa que rompió sus votos y por eso fue condenada a vagar eternamente.

3. El perro infernal

Otra figura común es un enorme perro negro de ojos rojos, que aparece a los trasnochadores que salen a beber o hacer escándalos durante los días santos. Se cree que es una manifestación del mal que castiga a quienes no guardan respeto por las tradiciones religiosas.

4. El niño que se convirtió en pescado

Una antigua advertencia para los niños desobedientes relata que un pequeño fue a bañarse al río un Viernes Santo, a pesar de la prohibición de su madre. Al sumergirse, desapareció y nunca más volvió a ser visto. Algunos aseguran que se convirtió en pescado como castigo divino.

5. Las luces del cerro

En zonas montañosas como El Valle o Coclé, algunos habitantes aseguran ver luces extrañas que suben y bajan de los cerros durante la noche del Viernes Santo. Hay quienes creen que son ánimas que purgan sus culpas, y otros las relacionan con tesoros enterrados por antiguos habitantes que solo pueden ser hallados en días santos.

Estas leyendas, entre el mito y la advertencia, forman parte del alma popular panameña. Más allá del temor, son un recordatorio de la importancia de estas fechas y del respeto que las comunidades les tienen.

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