Gana’o bravo

La expresión con la que se títula esta nota describe el carácter de la mujer chiricana: brava hasta en sus momentos de diversión. Quien ...
  • miércoles 25 de julio de 2012 - 12:00 AM

La expresión con la que se títula esta nota describe el carácter de la mujer chiricana: brava hasta en sus momentos de diversión. Quien tenga duda de ello, que acuda a las tradicionales fiestas de Santiago Apóstol, en Alanje, distrito chiricano, ubicado a 465 kilómetros de la ciudad de Panamá. Ahí, las mujeres, al igual que los hombres, corren a caballo y hasta tienen la osadía de pararse sobre el animal que galopa a una velocidad entre 35 y 40 kilómetros por hora. Eso sí, pegando su buen grito, que también es parte de la tradición.

Cada año, al celebrarse las patronales de Alanje, en honor a Santiago Apóstol, son muchas las chiricanas y los chiricanos que llegan a Alanje a participar de las carreras, que se hacen en un espacio de unos 300 kilómetros cubierto de arena para que el animal no se golpee. Pero son las mujeres las que sorprenden, al medirse de ‘tú a tú’ con los hombres.

Yulissa Rojas es una de ellas, monta caballos desde que tiene uso de razón, pero no fue hasta los 14 cuando empezó a correr en las fiestas de Santiago, San Juan y Santa Anita; todas se celebran en Alanje, donde el atractivo central es la cabalgada, acompañada del tradicional grito.

‘Está en mi sangre, es la fiesta que me gusta’, dice Yulissa, que sin proponérselo le ha transmitido a sus tres hijas esta pasión por las carreras. La más pequeña de seis años corre con ella desde que tenía cuatro.

Luiciel Quiel y Yariela Espinosa tienen 20 años y además del gusto por la cabalgadura, tienen en común el porqué aman esta tradición; las dos aprendieron a montar desde pequeñas. Aprendieron viendo a sus padres y hermanos, y ahora no hay fuerza que les impida disfrutar una buena carrera.

Luiciel viajó hace dos años a la ciudad capital para estudiar, pero ayer volvió a Alanje para disfrutar la fiesta del Santiago y para echarse sus buenas carreras. ‘No encuentro lógica para esto. No sé el porqué, sólo sé que me gusta, me nace’, dice.

De acuerdo con el profesor Norman Gómez, la práctica de las carreras de caballo, las barreras, la vara encebada, entre otras tradiciones, vinieron con los españoles. En la época colonial, los hacendados les permitían a sus peones, en ratos libres, la libertad de realizar estos juegos, recordó.

‘Es una tradición que luchamos por preservar en Alanje’, dice orgulloso.