Se gana la vida al reparar sillas en ‘Calle del Mimbre'
- domingo 30 de julio de 2017 - 12:00 AM
HISTORIA
Cuando era un chiquillo, Marino Moreno Dávila, se iba con un grupo de amigos a la conocida ‘Calle del Mimbre' y allí se quedaba mirando cómo las manos hábiles de Juan Miller iban reparando viejas sillas y las dejaban como nuevas.
Así aprendió el oficio con el que hoy se gana la vida y mediante el cual ha criado a sus seis hijos.
Marino ahora tiene su propio local, repleto de viejos muebles y trabaja allí de 7 de la mañana a 5 de la tarde.
‘Juan fue quien inició este negocio por allá en la década de los años 1970', recuerda Marino, sentado en la puerta de su local mientras marca con un clavo la superficie de un pedazo de madera.
Marino hoy tiene 64 años y abrió su local en el año 1993 y, desde ese entonces, no ha dejado de reparar muebles de madera, de hierro y mimbre.
‘El negocio está un poco aguantado, pero siempre sale algo', comenta este trabajador informal que reside en la comunidad de Loma Cová.
Mientras este artesano habla, los vehículos pasan por la calle W, en el corregimiento de Calidonia, donde están ubicados los 10 locales que conforman el taller de madera de la ‘Calle del Mimbre'.
‘La mayoría de los que nos traen las sillas son gente de plata, pero también le trabajamos a los hoteles y bancos', dice el Marino.
Confiesa que dentro de su local tiene muebles del hermano del presidente de la República, Juan Carlos Varela, y que hasta abogados, doctores y políticos lo buscan para que les repare los muebles, especialmente sillas de mimbre.
Expresó que enviudó cuando murió su primera esposa, con quien tuvo seis hijos, y ahora se ‘juntó' con otra mujer que tiene tres hijos y con este oficio los mantiene a todos, propios y extraños.
‘A todos los he criado con este trabajo y están estudiando gracias a Dios', explicó.
Él prefiere que sus hijos estudien, que sean alguien en la vida, menos que se dediquen a este oficio.
‘Hace poco vino el alcalde y le hicimos una propuesta para que nos construya un local más adecuado aquí en frente', dice Marino, quien asegura que morirá haciendo este trabajo que le ha dado el pan de cada día.