Fatiga pandémica y su impacto en la educación

La pandemia por la covid-19 creó un desbalance social, en donde la economía, la salud, el desempleo y el turismo se han visto en la mira de las múltiples conversaciones de los gobiernos, con el fin de retornar estos sectores a una estabilidad. La sociedad se ha visto impactada de forma directa.

Sin embargo, existen otros factores silenciosos que corroen el estado físico, emocional y psicológico de la ciudadanía, y que día a día se ven remarcados por las distintas medidas de bioseguridad, mismas que son implementadas por las autoridades de Salud.

Esto es la fatiga pandémica, que define la Organización Mundial de la Salud (OMS), como una reacción natural y esperada como respuesta a una situación de estrés sostenida en el tiempo, ante una adversidad no resuelta y que se expresa, en primera instancia, con una desmotivación para seguir manteniendo las conductas de protección sanitarias.

Los crecientes niveles de estrés y cansancio, no solo se presentan en la población adulta, sino que afectan las necesidades de la población más joven, como niños y adolescentes.

La psicóloga Yesanis Cruz dijo que "ambos puedan afectarse de manera emocional, ya que se crea un desajuste entre los mismos. A nivel de los niños podemos decir que se genera mucho lo que es el miedo o la ansiedad, muchos de ellos pueden experimentar lo que es la regresión que viene siendo, como, por ejemplo, los niños que comían solos sus alimentos ya dejan de hacerlo y quieren que los padres le den la comida” mientras que “en los adolescentes se da lo que es la irritabilidad. Igual también en los niños”.

Un confinamiento prolongado, incrementa los sentimientos de tristeza y desesperanza; en consecuencia, los deseos por desafiar las normas de bioseguridad son más latentes entre los jóvenes lo que puede afectar la buena comunicación entre hijos y padres, al mismo tiempo el entorno familiar.

La clases virtual y la necesidad de un retorno presencial

Tras la pandemia, se tomaron medidas y las clases se llevaron a un entorno virtual, con el fin de seguir llevando educación a la población estudiantil, sin embargo, esto supuso la ruptura de las relaciones sociales en donde los niños y jóvenes se hacían de un convivio humano, mismos que son necesarios para el buen desarrollo de estos.

Aunado a esto la carga escolar por el material excesivo que los jóvenes deben desarrollar.

Para la estudiante de secundaria, Alejandra Archibold, la pandemia y las clases virtuales le han generado estrés, puesto que, recalca lo siguiente: “Muchos de los profesores piensan que por estar en casa tenemos más tiempo para hacer las tareas "y nosotros también hacemos cosas y exageran mucho con las asignaciones”.

Por otra parte, las clases virtuales significan para los estudiantes un incremento en sus niveles de estrés. Según lo mencionado por la psicóloga Cruz “la modalidad virtual tiene muchos beneficios a la hora del proceso de enseñanza aprendizaje, pero depende de nosotros, las personas o de los jóvenes cómo la utilizan. Pero para eso también se necesita demasiado lo que es la ayuda y la guía de los padres, que muchas veces no se tiene”.

“Entonces esto hace que en realidad los jóvenes no cumplan a cabalidad con esta modalidad virtual. A gran parte de esta población se les ha aumentado lo que es la presión y el estrés, porque, por ejemplo, en el colegio en donde trabajo muchos jóvenes no saben utilizar lo que es la computadora. Se les hace bastante difícil los diferentes tipos de plataforma que tienen que utilizar, se llenan de ansiedad y me dicen que se les dificulta dar las clases”, explicó.

Hay especialistas que destacan que un retorno a clases presenciales, no solo significa la reestructuración de ese contacto profesor- estudiante, sino que permitiría mejoras en cómo el educador atiende a los estudiantes.

Este es el caso de la maestra Idalina Salamanca, quien menciona que “retornar a las aulas de clases presenciales, permite evaluar y trabajar en aquellas cosas que los niños tienen dificultad. Por lo menos en mi caso atiendo niños de segundo grado, permitiría trabajar de forma individual a los alumnos para que ellos puedan superar sus dificultades en la escritura y lectoescritura, a diferencia del hogar en donde los padres que no saben cómo ayudarlos, y se estresan”.

Para Yesanis Cruz, “un retorno a clases puede mejorar el proceso de aprendizaje del alumno. Pienso que ayudaría en gran medida a lo que es el proceso de enseñanza aprendizaje, ya que tanto el niño como el adolescente necesita la interacción entre compañeros y sus profesores”.

Reflejo de la fatiga pandémica en la educación

Este evidente agotamiento por la pandemia, no solo afecta las emociones de los jóvenes y niños, sino que los estudios, también se ven trastocados, como es el caso de la estudiante Archibold, quien mencionó que sus calificaciones han bajado.

El bajo rendimiento, la falta de concentración e inclusive la pérdida de motivación por los estudios son señales evidentes de un cansancio que se debe a la pandemia, esto debido a que los alumnos se encuentran remitidos a la pantalla del computador y el teléfono, sin oportunidad de salir de ese entorno.

Para la educadora Salamanca “hay mamás que no saben cómo enseñarles a los niños. Por lo menos en la escuela, hay alumnos que escuchando y practicando constantemente van aprendiendo, en caso tal no se le ayude en la casa, claro el niño que cuenta con una mayor ayuda por parte de sus padres sale adelante, pero aquellos que no tienen mucha ayuda no tienen las mismas ventajas”.

Por último, se resalta que es importante tener en cuenta una conversación constante sobre la mejora de la situación, empatía, una estrecha colaboración entre maestros y padres de familia para mejorar la forma de aprendizaje de los estudiantes, y realizar actividades que ayuden a disminuir esos niveles de estrés. Son algunas de las recomendaciones para afrontar la fatiga por pandemia.

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