En el pequeño cementerio de Pueblo Nuevo, corregimiento de Buri, en la Comarca Ngäbe Buglé, se vivió un momento cargado de dolor: fue exhumado el cuerpo de una niña de apenas 1 año y 8 meses. El propósito de esta diligencia fue determinar si su fallecimiento estuvo relacionado con los disturbios ocurridos en Chiriquí Grande, provincia de Bocas del Toro.

Según denuncias de familiares y moradores, la menor habría muerto por asfixia tras inhalar gases lacrimógenos utilizados durante la operación policial “OMEGA”, cuyo objetivo era reabrir las vías bloqueadas en la zona.

En la exhumación participaron seis abogados, incluyendo representantes legales de la familia, además de especialistas en fotografía forense y medicina legal, quienes documentaron y recolectaron evidencia para la evaluación técnico-científica.

De acuerdo con los primeros reportes, la niña se encontraba en su vivienda cuando se desataron los enfrentamientos entre manifestantes y unidades de la Policía Nacional.

El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IMELCF) será responsable de emitir los resultados de los análisis, que podrían confirmar o descartar si la muerte estuvo vinculada a la exposición a los agentes químicos usados durante el operativo de control del orden público.

La comunidad de Pueblo Nuevo permanece a la espera de estos resultados, con la esperanza de obtener respuestas claras sobre lo ocurrido.

Este proceso fue anunciado previamente por el procurador general de la Nación, Luis Gómez, quien informó que en agosto se realizaría la exhumación del cuerpo de una bebé. Resaltó que inicialmente, los padres se opusieron a la exhumación; sin embargo, el fiscal a cargo del caso solicitó autorización judicial, la cual fue finalmente concedida para este mes.