El entierro de niños en árboles

Los infantes que fallecen son ubicados en árboles para ser ‘absorbidos' y de alguna forma seguir viviendo
  • viernes 29 de abril de 2022 - 12:00 AM

En la cultura occidental, para la mayoría de las personas la muerte es casi un tabú: no se desea la llegada muerte... ¡y mucho menos se desea convivir con los muertos! Pero hay un recóndito lugar del mundo donde la muerte es considerada la etapa más importante del ciclo de vida, y donde incluso cuidan a sus muertos con las atenciones que dan a sus parientes vivos.

Es en Indonesia, específicamente entre los ‘torajas', quienes viven en la isla Célebes (en indonesio, Sulawesi, que se pronuncia ‘Sulavesi').

Son un grupo étnico que habita en áreas lejanas de las montañas al sur de esta isla. De hecho, su nombre (torajas) surgió porque el grupo mayoritario de las islas se referían a ellos como ‘to riaja' (algo así como hombres de las montañas).

Al estar enclavado entre las montañas, el país Toraja estuvo aislado del mundo civilizado hasta hace apenas un siglo. Esto permitió mantener casi intactas sus ancestrales y peculiares costumbres en torno a la muerte y los rituales con los muertos.

Una de estas costumbres es el entierro de niños en árboles cercanos al pueblo.

Los árboles tumba

¿Qué objetivo tendría colocar el cuerpo de un niño fallecido en el interior de un árbol? Para los torajas es algo muy significativo. Pero antes que nada hay que señalar que no se trata de cualquier niño.

Esta tradición solo aplica para bebés que hayan fallecido cuando aún no les habían salido los dientes.

Esto es algo muy simbólico, ya que la ‘dentición' es considerada un punto de inflexión en el desarrollo del bebé: marca el momento en que pasa de bebé a niño.

Y el ritual de entierro es así: una vez que se escoge el árbol (debe ser imponente, pero aún en crecimiento), le hacen un hueco lo suficientemente grande para albergar dentro el cuerpo del niño en posición fetal, envuelto en tela.

Después se sella la tumba elevada con troncos de bambú, que abundan en esos parajes de Sulawesi.

No es necesario que un solo árbol sirva a una familia. Es común que varios niños estén enterrados en un mismo árbol.

Y mientras más niños tenga, mayor serán las ofrendas que dejan sus familiares en los alrededores.

La idea de los tojaras al incorporar a sus bebés al tronco vivo es que los cadáveres pasen a ser absorbidos por el propio árbol.

Cuando esto ocurre, para ellos es un gran honor, pues consideran que es un método efectivo para que, en medio de la muerte, haya vida.

Pero antes de que este proceso de enterramiento ocurra, se da una situación que es igual de asombrosa.

El cuerpo del niño puede pasar en casa de su familia por meses (aplican unos protocolos con yerbas naturales para trabajar la piel y evitar los malos olores). Y el cadáver del pequeño puede extender su periodo en ‘convivencia' con la familia incluso por años.

Y que no se le ocurra a ningún turista decir que el niño está muerto, porque inmediatamente será corregido: No está muerto, está ‘makula', seguramente le dirán al visitante.

‘Makula' es persona enferma. Los toraja consideran la primera etapa de la muerte como una transición o enfermedad. Y así estará hasta que se celebre el funeral y se sacrifiquen búfalos.

Hasta que llegue ese momento, la persona continúa en la casa, y le presentan bebidas, comidas y hasta conversan con ella.

Los funerales en el país Tojara son muy caros, convocan a todo el pueblo, duran hasta 5 días, e incluyen el sacrificio de 3 bueyes para las familias más pobres, y hasta 24 animales para las más acomodadas.

Entonces las familias deben convivir con el cadáver hasta reunir miles de dólares que cuestan los rituales de entierro.

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