Constituyente... ¿Utopía? ... una opinión
- miércoles 04 de mayo de 2022 - 12:00 AM
No era imprescindible que el socio estratégico, enviara agentes a recabar información, que se genera allá, para luego decir que aquí predominan la corrupción, la impunidad y la incompetencia; nuestra crítica realidad económica y sociopolítica, es consecuencia del fiel cumplimiento de las políticas que ellos “recomiendan”, sobre todo la económica, dictada por las grandes corporaciones, a través de sus instrumentos, las instituciones financieras internacionales. Con el aparato militar fue más fácil, dada su estructura operativa, cuyo comandante, de inmediato, acopló el país al tren del “endeudamiento para el desarrollo”, bajo la coordinación del ministerio de planificación y política económica, con el guión de los préstamos de ajustes estructurales. Una vez el instrumento armado perdió capacidad para ejecutar la agenda, dijeron que esa era la causa de todos los males y, en 1989, mediante la horrenda invasión, reubicaron al instrumento civil que desplazaron en 1968; la oligarquía criolla que ha mantenido intacta la política económica; que, por mandato Constitucional, le confiere prioridad, al servicio de la deuda, conforme al inamovible Artículo 271. Por tanto, es absurdo e irresponsable, creer y peor aún, afirmar, que la crisis podemos y debemos superarla por vía de elecciones transparentes, eligiendo a los mejores candidatos o bien reformando el modelo de democracia representativa, por un régimen parlamentario; y además, porque no hay líderes capaces de realizar sus utopías. Pretendiendo ignorar que, con las estructuras institucionales vigentes, aún con absoluta pulcritud de un proceso electoral, el fraude estaría garantizado, porque independientemente de quien resulte “ganador”, incluso antes de reemplazar al capataz de turno, recibirá la cartilla, con instrucciones precisas de lo que deberá hacer, comenzando por tirar a la basura, el trasmallo usado para atrapar incautos, como resultara el cuento del “buen gobierno con la estrella de la educación”. Y tal como ha ocurrido y seguiría ocurriendo, desde hace treinta y dos años, los únicos favorecidos, que ganan, aunque sus partidos “pierdan las elecciones”, son los que invierten en la farsa electorera, compensados mediante concesiones especiales, consultorías, asesorías, contratos directos, sedes diplomáticas, etc. Lo importante es mantener estable la “democracia representativa”, sustentada en la corrupción, la impunidad y la demagogia; ésta última indispensable para saquear y despilfarrar recursos públicos mientras aumentan los subsidios, proclaman transparencia, desmantelan el servicio público y crece la criminalidad. Labor imposible sin el control de los medios de manipulación social y sin el concurso de dirigentes venales de la sociedad. La ausencia de oposición es prueba irrefutable de complicidad de todos los partidos políticos. La única vía pacífica, incluyente, genuinamente democrática, capaz de conferir legitimidad al ejercicio del poder público y permitir que se haga justicia, es la Constituyente, alternativa que obviamente, tanto el socio estratégico, como los cómplices y beneficiarios del modelo concentrante de la riqueza y generador de desigualdades, jamás aceptarían. En enero de 1964, la juventud institutora, consciente y motivada por recuperar la jurisdicción integral de nuestro territorio, junto al pueblo, convertimos aquella utopía en realidad. No permitamos que maestros del engaño, como los paralelos y otros de similar ralea, que hoy rechazan la revocatoria de mandato, desvirtúen o impidan la participación ciudadana, hacia la Constituyente. ¿Usted qué opina?