Conectadas de más

Estoy agotada con tantas tareas de mis hijas
  • lunes 14 de septiembre de 2020 - 7:36 AM

Entro a mis redes sociales, posteo un mensaje inusual como experimento y tecleo. “Esto del #entornovirtual implica cuidar el #territoriocuerpo. Estos días he estado más conectada de lo usual (sentada) sin tomar el agua necesaria. Activo la alarma y me pregunto ¿Cómo bregas con esta realidad y cómo resistes? O de plano ¿cómo se ha sentido tu cuerpa o cuerpo en estos tiempos de sobremundo cibernético?

Recibo algunas respuestas tempranas. Me llaman la atención éstas en Facebook:

Estoy agotada con tantas tareas de mis hijas

Agotamiento total, a veces solo te levantas para comer, ducharte e ir al sanitario... mas todos los pendientes del hogar, aún sin ser madre me ha costado acoplarme a esta nueva realidad.

Con mi cuerpa de a ratos tenemos dolor en la espalda, cuello y pecho indicativo que el estrés está subiendo... Así que hago yoga con unos minutos de meditación, incorporo momentos de ocio, conversaciones con mis familiares, amistades.

Me duelen los ojos y me siento agotada.

En Instagram me sorprenden otros mensajes:

Suelo tener periodos de desconexión de las redes porque a veces se sobrecargan de cosas que solo muestran la punta del iceberg de las vidas. ¡Le llevo el contado a este asunto!

Agotadísima, se hace necesario parar para reflexionar cómo nos sentimos y hacerles caso a nuestros deseos, dedicarnos a otras cosas que nos gustan lejos de la pantalla, desconectarse para conectar.

Por lo anterior, se intuye es un reto cuidar el cuerpo ante la sobreconexión virtual. Es un hecho que, en los últimos 15 años, las mujeres hemos ingresado al mundo laboral de las Tecnologías de la Información y Comunicación y a un uso intensivo de las comunicaciones, y con estos vaivenes de la pandemia se reconfiguran y acentúan algunas prácticas que afectan a nuestras cuerpas.

En un estudio analítico de la Academia para el Desarrollo de la Educación, realizado en 2001 por Hafkin y Taggart, señalan que las mujeres se concentran como usuarias de TIC principalmente en sus trabajos, y que en su mayoría estos puestos laborales son de baja calificación. Aunque las tareas que realicen no se ubiquen en escalas salariales altas, el conocimiento del uso de las TIC es importante para las mujeres porque permite alcanzar puestos de trabajo de mejor pago que los que tradicionalmente ocuparían.

Luego de la pandemia las precarizaciones de las condiciones de trabajo han producido con el teletrabajo y la sobre actividad en casa, un aumento de los niveles de estrés y ansiedad por dicha sobreconexión.

Un escrito del Centro Internacional de Periodistas sobre el coronavirus aborda el costo físico de la pandemia de COVID-19. En dicha serie, Jessica Gold, profesora asistente de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, indica que se han hecho encuestas preguntando a las personas si están estresadas o ansiosas, pero tales estudios no han sido académicamente rigurosos.

Agrega Gold "Si estuviéramos extrayendo datos en este momento, no serían datos buenos”. "Pero sabemos que hay angustia, que la pandemia está afectando a diferentes poblaciones, diferentes estados y diferentes ciudades de manera distinta, y que afecta desproporcionadamente a grupos específicos, como a los trabajadores de primera línea, y personas con condiciones preexistentes de salud mental".

Salgo de las redes. A las 9:00 p.m., es mi cita. En una sala virtual doce personas tienen su cámara apagada, todo está en silencio. Solo la cámara de Alibel está encendida, las otras personas atendemos. Es la quinta sesión de una semana que denomina “Relajación para Dormir”.

Los minutos siguientes aprendo a fingir bostezos, me salen lágrimas de relajación, recuerdo que tengo la línea de la mandíbula relajada, escucho mi cuerpo alrededor de los ojos, exhalo con una a alargada y bostezo todo el tiempo, simulo al león de la compañía cinematográfica yanqui. Ella se toca el pecho y sugiere tocar donde nos duele.  Estoy tan relajada que no me importa si me equivoco de mano. Al respirar lento se escucha la gotera del lavado de la cocina, el sonido de una nevera vieja y el cierre de una puerta a muchos metros.

Alibel Pizarro es educadora popular y representante de Taller salud y de la Red Capacitar en Panamá, y para estos tiempos de virtualidad ofrece algunos consejos, empezando por tomar conciencia de lo que necesitamos como personas y de que las otras personas que están del otro lado del ordenador también tienen necesidades similares.

Ella sugiere prácticas como: estirar las articulaciones en la mañana antes de sentarse a trabajar; algo de toques para relajar la tensión en el entrecejo y en la mandíbula. Para antes de sentarte, recomienda crear un escenario bueno, sino tienen en casa una silla o un buen escritorio, se puede buscar una caja u otros libros gruesos y levantar el monitor o la laptop, para que la cámara esté más a la altura del rostro y no tengan el cuello todo el día inclinado hacia abajo. Otra cosa que menciona es hacer pausas en lugar de tomar el tercer café o té, esas pausas que llama activas, incluyen levantarse y mover las articulaciones y todo el cuerpo para volver a despertar la energía.

Sin duda, en estos sobretiempos virtuales, nuestras cuerpas expresan que necesitamos jornadas humanizadas. En la IV° Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995), se reclamó mayor participación en el desarrollo de las TIC y en las decisiones políticas en torno al acceso, funcionamiento y gobernanza de Internet como parte de nuestros derechos ciudadanos.

Más acceso, implica otras condiciones y necesidades, empezando por el cumplimiento de jornadas más balanceadas y el autocuidado, que en la asistencia sanitaria sugiere acciones reguladoras del funcionamiento de la mente y el cuerpo, y que realizamos por iniciativa y amor propio.