Chamos y parceros controlan la buhonería

El Siglo  fue en busca de los informales y en tres días se contabilizó a 149
  • martes 08 de noviembre de 2016 - 12:02 AM

Ingresan al país con visa de turista;  sin embargo,  su objetivo  no es conocer la gastronomía,  la cultura ni los sitios históricos o paradisíacos de Panamá. Tampoco vienen de compras.

Muchos  de los venezolanos y colombianos que han ingresado a Panamá en los últimos años, lo han hecho con el interés de  radicarse en el país y  acceder  a un empleo.

Muchas veces logran colocarse  sin estar legalizados y sin  el permiso que por ley les debe otorgar  el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) después de una serie de procesos. Algunos, con suerte, se filtran en locales comerciales, pero otros  hicieron de  las calles y  semáforos del distrito capital y San Miguelito su centro de operaciones.

Legumbres, pizzas, sodas, agua, alimentos cocidos y su tradicional arepa son algunos de los productos que ofrecen para subsistir.

Durante varios días del mes de octubre, El Siglo  realizó recorridos en la capital y  San Miguelito, y el hallazgo no es de sorprender:  los extranjeros están controlando  la buhonería  en las avenidas. De  un total de 149 vendedores ambulantes que se logró contabilizar,  el  52.3% (78) son extranjeros, mientras que el 47.3% (71) son panameños.

Quienes comandan la lista de buhoneros informales son los venezolanos  (32),  colombianos  (24) y los dominicanos  (17). En menor escala están los nicaragüenses y peruanos,  quienes tienen una larga trayectoria de migración en Panamá.

Un mercado persa

El inventario que realizó El Siglo incluye a los vendedores que pululan  en los semáforos de El Dorado, la vía Simón Bolívar (Transístmica), la   Ricardo J. Alfaro (Tumba Muerto), la  Panamericana, entre la 24 de Diciembre y el cruce de Las Mañanitas, y la  vía Domingo Díaz.

También se visitó la  Plaza 5 de Mayo y la primera fase de la Cinta Costera, en Calidonia.

Este último lugar  se asemeja a un mercado persa,  en el cual  los extranjeros, en su mayoría venezolanos y colombianos, son los que dominan el negocio.

Ahí,  frente a  los agentes del Servicio de Protección Institucional (SPI),  se vende toda clase de alimentos y objetos. Este escenario es el pan nuestro de cada día.

La hora de las ventas  arrancan  a las 4:00 p. m.,  justo cuando muchas personas se movilizan de sus  trabajos  a sus residencias o asisten a la Cinta Costera para  practicar algún deporte.

Sin el permiso municipal ni los carnés de Salud  que exigen las autoridades para la venta de alimentos,  tanto  nacionales como  extranjeros ofrecen su mercancía a diestra y siniestra.

La imagen se repite  frente al centro comercial El Dorado, en donde, de acuerdo con los números,  hay un dominio aparente de los panameños.

En esta zona, la  excepción se da en la intersección de  la avenida Miguel Brostella con la vía Ricardo Arango. Ahí  más de 10 venezolanos  se ubican en horas de la tarde para ofrecer pizzas y sodas a los conductores que van en el tranque.

Hacia el sector este de la ciudad capital, quienes se han adueñado de las calles son los dominicanos con pequeños e improvisados puestos de legumbres.

Descontrol

¿Qué autoridad está permitiendo esta ilegalidad? ¿Por qué no se hacen los operativos para sancionar a estas personas? Son las interrogantes que se plantea el panameño Demetrio Pérez, quien tiene más de 20 años  de vivir de la  buhonería.

“Existe un decreto que ordena la buhonería y que establece claramente que esta actividad es exclusiva para los panameños”, exclama  con indignación.

Pérez se refiere al Decreto Alcaldicio 25 del 14 de enero de 1999,  el cual establece que  todo extranjero o persona jurídica que sea sorprendida ejerciendo las actividades de buhonería se le decomisará el puesto y  la mercancía. Además, dice el decreto,  que el extranjero será sancionado con multas que van desde los $50 hasta los $5,000 por ejercer una labor que está reservada para los nacionales.

Según Pérez, la agrupación a la que pertenece ha denunciado en reiteradas ocasiones en el Municipio de Panamá la proliferación de vendedores foráneos, pero “nadie hace nada... y desde que inventaron el ‘Crisol de Razas’ estamos jodidos”.

Los sacan, pero vuelven

Eloy Rojas, jefe de los  corregidores del  Municipio de San Miguelito, asegura que  realizan  los operativos para sacar de las calles a los comerciantes informales, pero estos, a pesar de ser multados, vuelven y se instalan en las aceras.

Según Rojas, en el mes de septiembre sacaron a 12 extranjeros, en su mayoría nicargüenses y peruanos, que operaban en la Gran Estación.

Se buscó la versión del alcalde José Isabel Blandón, pero no fue posible obtenerla.

Con aportes de: Millie Ramos, Yazmín Trujillo, Emilia Zeballos y Leadimiro González