Ceniza, ayuno y oración, tiempo de conversión

Con la imposición de la ceniza en forma de cruz sobre la frente de los feligreses, el sacerdote, terminada su homilía, da forma al ancestral ritual con la frase: ‘arrepiéntete y cree en el Evangelio' dando inicio así al tiempo de Cuaresma en la fe católica.

La Cuaresma es un momento de reflexión que llama a convertirnos y volver a Dios; es un tiempo apropiado para purificarnos de las faltas; un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle poner su morada en nosotros, esta conversión se logra mediante una buena confesión de nuestros pecados.

Ritual de la ceniza

La ceniza proviene del año anterior, cuando el Domingo de Ramos se utilizan esos ramos que simbolizan cuando recibimos a Jesús cuando entra en Jerusalén, con el correr del año estos ramos se secan y parte de estos ramos se guardan y ya secos se queman y de este material orgánico vegetal se obtiene la ceniza que antes de colocarla en la frente de las personas se hace una oración de bendición, se echa agua bendita sobre ella y luego es usada para hacer el signo de los cristianos: la cruz en nuestra frente, para recordar que somos cristianos, hijos de Dios, que seguimos a Cristo y que ese Cristo murió por nosotros en la cruz, es el sacrificio que Jesús hace por nosotros, entregar su vida en la cruz y, lo que era un signo de castigo en los tiempos de los romanos se convierte para nosotros en signo de salvación, la cruz.

El sacerdote Manuel Gómez, salesiano y vicario parroquial de la Basílica Menor Don Bosco, explicó que el origen de la ceniza se remonta al Génesis y nos recuerda nuestra naturaleza humana, aquella imagen a través de la cual Dios crea al ser humano por medio del barro que al final va a convertirse en ceniza, que nos recuerda que somos polvo y a él volveremos.

Agrega que ‘el rito después de que se bendice la ceniza y que pasamos para que se nos coloque en la frente se dice esa frase: recuerda que vienes del polvo y al polvo volverás o también nos invita a convertirnos a la palabra de Dios: coviértete y cree en el Evangelio, ese es el significado de la ceniza'.

Tiempo de conversión

Algunos textos antiguos describen la Cuaresma como el inicio del tiempo de conversión, un tiempo penitencial, en algunos del Antiguo Testamento se refieren a este tiempo cuando el pueblo y el rey se arrepentían, se vestían de sayal y se echaban ceniza encima, de manera que esto recuerda la penitencia y preparación a la conversión. Los 40 días son esa preparación para vivir la Semana Santa.

El ayuno

El ayuno es una forma de mortificar el cuerpo en sentido positivo, de tal manera de que nos ayude a ese proceso de conversión, a renunciar, materialmente hablando, a los alimentos; pero esta no es una renuncia en sí, sino para servir a los demás, es decir que eso a lo cual renuncio puedo compartirlo con los otros y, no solo renunciar a la carne, a la comida en términos generales, sino de todo aquello que nos lleva al pecado, cada uno se conoce y sabe qué situaciones son las que nos cuesta cambiar más, por lo tanto podemos ir ayunando de hablar del vecino, de criticar a la persona, de cometer actos que sabemos que no son correctos.

La oración

La oración -advierte el presbítero-, nos lleva a la cercanía con Dios; a Jesús lo vemos en muchos momentos que lo vemos que nos narra el Evangelio, que antes de tomar una decisión, de hacer la voluntad de su padre, ora y se comunica con él y le pide ese discernimiento y, en este tiempo de penitencia la oración nos ayuda a hablar más en sintonía con Dios, descubrir esas situaciones que nos cuesta, que tenemos que cambiar y pedirle fuerza de voluntad para luchar contra lo que más nos cuesta mucho en la vida y que debemos renunciar a ellas.