Río Abajo, 80 años de historia ligada al Caribe

Los moradores celebran hoy un nuevo aniversario de esta pintoresca comunidad
  • domingo 18 de junio de 2017 - 12:00 AM

RECUERDOS

El corregimiento de Río Abajo, no es ni la sombra de lo que solía ser en 1914, cuando un grupo de antillanos que laboraban en la construcción del Canal de Panamá se establecieron en ese sector. Sus calles de tierra y sus caseríos de madera, con piano adentro, ya son parte de la historia.

Hoy, Río Abajo llega a sus 80 años y, según su representante, Maritza Villareal, no ha sido fácil sacarlo a flote sus 23 comunidades.

Villareal, quien llegó a la Junta Comunal como secretaria hace 30 años y fue en dos ocasiones suplente de representante, recuerda cuando llegó a Río Abajo a los 11 años. ‘Había sectores llenos de monte y muchos mosquitos', expresó la funcionaria, que ya tiene 53 años de residir allí.

Poco a poco, el corregimiento comenzó a poblarse, a modernizarse, dijo Villareal, quien ha criado a sus tres hijos en el populoso lugar, fundado el 18 de junio de 1937. En 1944, se ensancha la carretera principal, surgen barriadas, parques, escuelas, iglesias, cementerios y demás.

Su población decae

En 20 años la población de esta circunscripción disminuyó a seis mil 548 personas. En 1990, tenía 33 mil 155 habitantes y, luego del censo de 2010, registró un descenso demográfico de seis mil 548 personas. Y sigue bajando, aseguró la concejal.

Lo mismo pasó con las viviendas, porque en 1990 había ocho mil 688 y, en el 2010, la cantidad cayó a ocho mil 462, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo.

Villareal expresó que, al pasar los años, los habitantes migraron y este fenómeno se debe a que en los terrenos que ocupaban las antiguas casas de madera, hay cada vez más industrias, talleres y galeras que edificios.

Por lo que, la edil propone realizar en Río Abajo, lugar ubicado en el área urbana de la ciudad de Panamá, más proyectos habitacionales que se amolden al bolsillo de sus vecinos. Aseguró estar enfocada en mejoras en vivienda para sus moradores, debido a que el corregimiento aún tiene 23 barracas y muchas están en mal estado. En su gestión ha invertido $45 mil en reparaciones.

Explicó que, actualmente, se hacen adecuaciones en una de las barracas de calle 15 donde viven 20 familias y calcula un gasto de $15 mil. Mientras que, en la barraca de calle 6ta., que tiene 40 cuartos, se van $40 mil. Dinero que sale de la descentralización y del fondo de emergencia social del Consejo Municipal, resaltó.

Para el sociólogo Alexander Alleyne, el bajón poblacional se debe a que Río Abajo pasa por una transformación urbana y, por su ubicación, es usado para construir edificios que los moradores no pueden comprar, esto ha hecho que se trasladen, por ejemplo, a Panamá Oeste.

Alleyne dijo que la criminalidad en algunas calles también motiva la migración. Esto, sumado a la eliminación de la ‘Boca Town', edificación de madera construida en 1920, donde se podía comprar saus y otras viandas caribeñas, que era la esencia de este corregimiento, hace que la costumbre y tradición de estos moradores se pierda. Un incendio dejó en el pasado los caseríos de la ‘Boca Town', pero aún está en la memoria de miles de panameños.

De acuerdo con Villareal, la delincuencia ha bajado notablemente, sin embargo, aún hay líneas imaginarias entre los bandos. Una de las razones de que los casos criminales han bajado, según explicó, es porque buscan realzar el deporte. Cada mes se invierten $15 mil en deportes.

Estadísticas del diario El Siglo indican que, de enero a junio de este año, en Río Abajo sólo se han registrado dos homicidios y 10 en el 2016.

Su cultura persiste

Río Abajo, lugar donde la venta de comida y ‘saus' es el pan de cada día, aún tiene el ritmo y el sabor característico de los afrodescendientes. La vereda afroantillana, inaugurada en 2010 por el representante Javier Ortega, atrae a panameños y turistas por la oferta culinaria y la sazón.

Por ello, han mejorado y acondicionado los ocho parques, algunos que estaban abandonados han sido reparados y equipados con luces, sillas, juegos y máquinas para hacer ejercicios para que grandes y pequeños tengan un rato sano. Siete fueron restaurados por la Junta Comunal, por un monto de $60 mil.

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