• sábado 15 de febrero de 2025 - 12:00 AM

¡Viva el soborno!

La idiosincrasia se nos dice que es “la manera de ser de las personas. Es el temperamento y carácter de ellos. Es el conjunto de rasgos espirituales y físicos de los individuos y de las colectividades...”

En nuestro caso, como panameños, el fruto de largas décadas sujetos a un pseudoconstitucionalismo creciente y galopante, nuestra idiosincrasia ha sido manipulada por caminos y derroteros contrarios a lo que está llamada a ser una sociedad verdaderamente democrática. Hoy por hoy, la ausencia de valores y principios éticos, la no educación cívica en los hogares y centros educativos, ha abierto las puertas a la corrupción y a la impunidad en toda la sociedad.

Poca atención se le ha prestado a la matriz de la corrupción que resulta ser la constitución impuesta y menos atención aun a la necesaria identidad nacional, como punto de partida para llamarnos sociedad-

Hoy resulta que, al decidir el Presidente Trump, desbancar la ley federal destinada a evitar las prácticas corruptas de parte de los ciudadanos y empresas estadounidenses, uno de los países más afectados y, de manera inmediata, será el nuestro. Y ello, por la sencilla razón que este es un terreno más que abonado para las prácticas corruptas y ello ha de ser, sin duda, aprovechado por los corruptos locales y por los corruptos foráneos.

Abundan aquí los precedentes vividos por empresas foráneas sobornadoras. La lista es larga y aun retumban los casos que, durante los últimos tres gobiernos han hecho historia, dentro y fuera de Panamá.

Los acuerdos de pena y de eficaz colaboración, establecidos por el Ministerio Público en su momento de desquiciamiento institucional, aún siguen vigentes y aun son practicados a favor de la delincuencia de cuello blanco y de la criminalidad.

Urge entonces una mayor y plena participación ciudadana en los asuntos públicos, como una manera de evitar un mayor descalabro del que ya consentimos y enfrentamos.

Constitucionalista y catedrático universitario

“Nos dominan más por la ignorancia que por la fuerza”, Simón Bolívar.
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