Vaticinan una cartilla tormentosa

El tinglado del cajetón vuelve a robar la atención de la fanaticada con el royal rumble que se avecina para escoger al nuevo campeón que dirigirá el moribundo trasatlántico.

El pleito pinta interesante y se espera un fuerte intercambio de golpes, con toda clase de combinaciones, golpes bajos y hasta brazos torcidos, será una pelea decisiva para la esquina del gobier-nito.

En las graderías la fanaticada está impaciente y a la espectativa, pues se trata de uno de los coliseos más importantes del país, donde pugilistas de todos los estratos sociales en alguna vez de su vida han acudido por una consulta, remedio y hasta alguna hospitalización, incluso otros han encontrado su muerte.

La falta de medicamentos es uno de sus puntos débiles, sumado a la escasez de trompadachines especializados que actualmente no se dan abasto en el cuadrilátero, la situación está color de hormiga, y el nuevo campeón no la tendrá fácil.

De hecho, es el campeonato menos codiciado entre los pugilistas de peso pesado debido lo complicado de la pelea y lo frustrante que puede llegar a ser, obligando a muchos a retornar a los camerinos antes del último campanazo o simplemente les tiran la toalla. ¡Ataja!