Después de varias semanas descansando del teclado luego de dedicar 3 artículos de opinión a parte de mis vivencias semanales en la Ciudad de la Salud hoy dedico estas líneas a varias cosas que me preocupan:
Por 3 semanas la universidad de Panamá y sus alrededores estuvimos sitiados por los gases lacrimógenos, a veces hasta muy entrada la noche y no vi nada en los medios de comunicación tradicionales. Los bombazos, el ardor en la cara, los videos que intercambiábamos entre vecinos y lo poco que salía en las redes nos mantenían informados. Raro, ¿no? Es como una técnica de control de la información de dictaduras izquierdistas, o de derecha o del ¿qué hay pa’mì?
Viene la Feria de Artesanías, siempre se llena, aunque la oferta no varía mucho con una que otra novedad. El público panameño se conforma con lo que sea, no importa que el producto esté mal acabado, que sea extranjero pasando como nuestro o que te vendan cobertores de escusados y porta rollo de papel higiénico como si fuera artesanía solo porque fue hecho a mano. Esa globalización del termino artesanía solo la veo en Panamá, país que firma todos los convenios y luego ni sabe que firmó. Cuando llegue la feria les cuento si este año ese puesto continúa con el invicto de su ubicación VIP.
Todo caro, carísimo.
Gente preparada sin trabajo y manzanillos ganando plata haciendo nada o muy poco.
El IFARHU en 10 meses ya estrena esta semana su tercer director. ¿Es que no dan la talla o es por qué si quieren investigar el relajo de los auxilios? Nunca lo sabremos...