• lunes 12 de diciembre de 2016 - 12:00 AM

Sal valientemente a esforzarte

La pequeña luciérnaga, un día se negó a salir a brillar. Su abuela, le preguntó el porqué. –‘Es que nunca podré brillar como la luna'-, contestó.

La pequeña luciérnaga, un día se negó a salir a brillar. Su abuela, le preguntó el porqué. –‘Es que nunca podré brillar como la luna'-, contestó. Su abuela sonriendo le dijo: -‘la luna es inconstante; a veces desaparece, en ocasiones sólo asoma un retazo, y de vez en cuando parece que su brillo ocupa todo el cielo, pero: ni siquiera es ella, sino un reflejo del sol. Tú en cambio, puedes salir a brillar siempre y como nadie'-. Entonces, ¡la luciérnaga se atrevió a salir y a brillar! Igual que la pequeña luciérnaga, Gedeón se describía a sí mismo, así: ‘yo (soy) el más insignificante de mi familia'. Sin embargo, el Ángel del Señor veía a Gedeón como un ‘varón esforzado y valiente'. ¿Quién tenía la imagen equivocada de Gedeón? El desenlace de la vida de Gedeón lo dice todo: liberó Israel, ‘el país tuvo paz' y el Señor los ‘rescató del poder de todos los enemigos que los rodeaban'. ¿Cómo te ves tú ante los problemas que te rodean? ¡No importa! Lo que cuenta es que así te describe el Señor: ‘eres luz del mundo, más que vencedor, esforzad@ y valiente'. Entonces, esta es la MI-SIÓN hoy: sal valientemente a esforzarte, a alcanzar tu victoria, e igual que la luciérnaga que se creía pequeña, ¡atrévete a brillar siempre y como nadie!

JUECES 6:15 ‘…yo (soy) el más insignificante..."