• sábado 11 de enero de 2025 - 8:26 AM

Una toma de posesión deslucida

Nicolás Maduro se la pasó arengando como si tuviera en una tarima frente a un pueblo del interior

El mundo democrático se entristece con lo sucedido en Venezuela. Pocas veces se había visto una toma de posesión tan deslucida como la ocurrida ayer en la tierra de Bolívar. Ni sus mismos colegas camaradas asistieron al acto, salvo los presidentes de Cuba y Nicaragua. Y quedaron en el pasado esos actos pomposos donde las asistencias de mandatarios de todo el mundo y el Rey de España eran lo tradicional.

Y Maduro quiso dorar la píldora con aquello de... “le damos la bienvenida a las delegaciones de 125 naciones.” Por favor, Nicolás Maduro, no sea cínico; las propias imágenes de la televisión oficial lo desmintieron. Sufría al ver a personas de la tercera edad sentadas mientras que el usurpador del poder nos regalaba un discurso chabacano, extenso, sin sustancia. Con la intención de emular a Fidel Castro o a Hugo Chávez.

Nicolás Maduro se la pasó arengando como si tuviera en una tarima frente a un pueblo del interior. Mejor sería escuchar los discursos de Mario Moreno, Cantinflas ¿Cómo estarían los riñones y vejigas de quienes estaban sentados?

Ayer fuimos testigos de otro capítulo negro de la política venezolana en particular y de la mundial en general. Y todos estos episodios pasan debido a la tibieza de las actuaciones de quienes pueden cambiar el rumbo de la historia con posiciones más radicales.

Lo de Venezuela es patético, incoloro y en extremo peligroso. Le han repartido armas al pueblo, tal como ocurrió en Panamá antes de la invasión. Hombres y mujeres, sin el entrenamiento debido, tienen en su poder fierros que de seguro son generadores de más violencia y crimen.

Y mientras Maduro hablaba se escuchó un ruido. El usurpador del poder dijo... “¡Parece que alguien se cayó... será Edmundo, hay que miedo me da! O cuando comenzó a intercambiar figuritas con Diosdado Cabello sobre el contenido de la carterita azul. Esta fue una clara referencia al secuestro corto al que fue sometida María Corina Machado.

Y cada año que pasa el árbol de la dictadura afianzará sus raíces para hacer más difícil el derribo. ¡Ay, mi Venezuela, hoy tu río Orinoco llora... hoy tu Bolívar se revuelca en la tumba al oír que usan su nombre para tanta ignominia y monstruosidad! Abrazos y que Dios nos bendiga.

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