Nuestra historia republicana es de unos 120 años, sin embargo todo lo que respecta al hoy que conocemos, resulta una completa omisión de lo que en realidad debería llamarse pueblo.
La arraigada identidad panameña ha estado sometida a terribles cambios , roducto de la diferencia de ideas en medio de las uniones étnicas, el dinamismo cultural de cada década, la llegada del internet, la música y la influencia extranjera, olvidando así quiénes somos y cada vez comprendiendo menos, dejando a otros lo que merecemos.
Desde tiempos de la conquista española, Panamá siempre ha sido un sitio de mercadería y comercialización. Y la llegada de los esclavos negros, el sometimiento de los pueblos originarios, desorganizó territorialmente el sistema social, o más bien la autonomía e idiosincrasia de nuestro pueblo, creando así un sistema de castas, sumergiéndonos en la incomprensión cultural y la poca tolerancia.
A través de los años hemos dejado atrás los valores que hacían de cada individuo panameño un ser humano íntegro, listo para ocupar un lugar en la competitiva sociedad acreciente. Con la llegada de los españoles que mantenían en su país de origen, un estatus denigrante y de pobreza, se establece una ciudadela, cuya forma de supervivencia desde los navíos han estado caracterizados por la astucia, los trucos y la violencia... ¡que hasta sol de hoy forman parte del famoso juega vivo!
En medio de estos viajes, los reyes católicos, otorgaron indultos a bandidos y malhechores, también la diáspora gitana, hebrea (sefaradíes), y de árabes (moros) de las regiones de Andalucía para llegar con la promesa de colonizar el nuevo mundo, es por eso que cuando vas a provincias como Herrera, específicamente hablando del pueblo de Ocú, puedes encontrar este típico acento, que son vestigios marcados del lenguaje de nuestra procedencia Andaluz.
En el siglo XX pasaron cosas extraordinarias en el mundo, y siguieron llegando más extranjeros que, sin duda, son los reales desarrolladores de la economía moderna en nuestro país. Lamentablemente no hemos comprendido que estas personas son las mismas que hasta el sol de hoy siguen dominando la economía.
Mantener ese estatus los ha llevado a hacerse panameños y participar fervientemente en la política nacional, estableciendo un sistema jerárquico en el sector privado y público a los que les llamaré “los dueños de Panamá” o el “establishment local”.
Muchos se preguntaran qué pasó con el ducado de Veraguas y el sobrino de Cristóbal Colón o los lugarestenientes o virreyes y sus familiares. ¿Cree usted que regresaron todos a España? Pues no. Estas personas en algún momento dejaron de tomarle tanta importancia a lo que significaba la monarquía, o concesiones reales o títulos nobiliarios y decidieron adoptar vidas modestas.
Pero quienes nunca han dejado de trabajar son la Iglesia Católica, y otros que han preferido mantener todo discreto tras bastidores, teniendo el conocimiento de la vieja Europa, esperando que la tacita de oro tomara otro camino, y es así como hasta el sol de hoy escuchamos de familias poderosas que poseen fortunas acaudaladas, bienes inmuebles por todo el territorio y propiedades que para un ciudadano común son insoñables.
Estos son algunos de los aspectos de la realidad histórica de nuestra nación, pero profundizar en el comportamiento actual de nuestro país es tocar los temas más sensibles que nadie está dispuesto a analizar de manera objetiva, debido a la susceptibilidad, no podemos seguir con el comportamiento de nuestros antepasados, debemos mejorar y hacer crecer nuestra nación con esmero y educación para tomar parte de la historia donde cada uno sueñe con disfrutar de las riquezas de nuestro gran estado.