Diciembre llega con algo más que luces, villancicos y tambores; llega con la memoria viva de quiénes somos como pueblo. Panamá es una nación que aprendió, generación tras generación, a trabajar por lo que necesitaba para ser libre, por eso, cuando se abre este mes cargado de símbolos: el día del maestro, día de la madre, la invasión, la Navidad, el cierre del año, los reencuentros y la reflexión familiar, también se abre el corazón de cada hogar panameño.
Casi por tradición, las familias, según su presupuesto, inician: los arreglos, la limpieza profunda, la “botadera” de muebles viejos, las casas pintadas, el árbol de Navidad, las coronas de adviento en las puertas y la radio anunciando que “ya comenzó la Navidad”. Aunque la electricidad esté cara, las luces no dejan de brillar. Ese brillo, que resiste, es parte de nuestra identidad.
Aparecen los olores que solo diciembre reconoce: tamales recién hechos, arroz con guandú, pernil al horno, dulces de frutas, ron ponche y saril. Este mes tiene el encanto de reunir a quienes hacía tiempo no se veían; de permitirnos recordar que incluso en la dificultad, la familia camina; porque mientras se encienden las luces en las calles, también se encienden las luces del corazón; allí vive la fuerza silenciosa que sostiene este país: madres que desean un futuro seguro para sus hijos, abuelos que sueñan con un país más justo y jóvenes que todavía creen que siempre habrá una ventana abierta para transformar algo.
Eso es esperanza, una llama simple, pero poderosa, que no se apaga; momento de reflexionar: en cada corregimiento, playa, montaña, comarca o ciudad. Sabemos que hay un país que conversa, que se organiza, que sueña y que no renuncia, un país que, a pesar de las tormentas, sabe levantarse.
Que diciembre nos encuentre más unidos, más conscientes de nuestro poder territorial, más seguros de que un país mejor siempre empieza en casa, en la mesa familiar, en el abrazo necesario, en la conversación y en la fe que nos sostiene. Panamá se levanta cada diciembre, cuando nuestra gente decide creer una vez más en todo lo que es posible.