Un gobierno que se va... otro que entra

Cuando se vive en un país como Panamá cada cinco años se sienten aires de optimismo. Antes, los gobiernos tomaban posesión el uno de septiembre, pero gracias a una reforma constitucional en los tiempos de Martín Torrijos se achicó el tiempo de cuatro a dos meses. Este día me hace recordar aquel uno de septiembre de 1994. Para sorpresa de muchos el Partido Revolucionario Democrático retornaba al poder en la figura de Ernesto Pérez Balladares. Quienes estuvieron lejos de su finca llamada Panamá se acercaron al centro de convenciones ATLAPA. Allí le hicieron una calle de honor al Toro Pérez Balladares, pero antes, entraría por ese lugar Guillermo Endara Galimany quien asistió para ponerle la banda presidencial al nuevo mandatario. Me tocó acompañar a Endara en ese último acto como jefe del órgano Ejecutivo. Cuando nos bajamos del auto el público perredista comenzó a gritar... “Endara ladrón, asesino, antipatria... En la cárcel hay una celda esperando por ti y también para René Hernández. ¡Fuera, fuera, fuera... se siente, se siente el Toro presidente!”

Don Guillermo Endara continuaba caminando de forma normal y natural. En ese momento me dijo: “¡René, esos comportamientos son naturales de personas que siempre se han creído dueñas de Panamá! Deja que pase el tiempo; solo él, con la historia y Dios, podrán definir y calificar el gobierno que dirigimos en los momentos más duros después de la invasión.” Han pasado 30 años y cuando usted pregunta ¿cuál ha sido el mejor gobierno después de la intervención armada?, la mayoría responde... el de Endara. Siempre exteriorizaré mis sentimientos de orgullo... de felicidad al decir: “¡Estuve allí, cerca de un gran hombre como Endara! Espero, dentro de cinco años, la misma reacción de quienes acompañarán a José Raúl Mulino a la toma de posesión. Mañana hablaré sobre quién es y será la piedra más grande de su gobierno. Le deseo lo mejor al paisano. El camino es duro, sin embargo, soy consciente de que, si al nuevo gobierno le va bien, también nos irá igual al resto de los ciudadanos. Dios nos bendiga hoy y siempre.