• miércoles 26 de febrero de 2025 - 12:00 AM

Un buen samaritano, urgencia o emergencia

En días pasados, tuve la oportunidad de participar en una jornada de capacitación para brindar primeros auxilios organizada por el Benemérito Cuerpo de Bomberos.

Uno de los principales aprendizajes que adquirí y que quiero compartir con ustedes es que no son lo mismo una situación de urgencia que una emergencia.

Una persona vive una situación de urgencia cuando resulta necesario acudir a atender la situación, pero no está en el peligro de muerte. La instructora lo ilustró con la situación de una madre en estado de gestación que rompe fuente. Esa persona vive una situación de urgencia, debe acudir al hospital, pero su vida no corre peligro en ese momento.

Sin embargo, la condición indispensable para que se dé una emergencia es que la vida de la persona corra peligro de muerte en el momento de la intervención, que haya perdido la conciencia, no tenga pulso o esté sangrando de forma abundante.

Una persona entrenada para brindar los primeros auxilios puede ayudar a salvar una vida. Existe una desconfianza e inquietud en la población a verse implicado en cualquier situación incómoda por brindar una ayuda a quien lo necesite. También hemos observado que, en la actualidad, es más fácil sacar un teléfono con cámara y filmar la escena, sin aprovechar ese tiempo para asistir a la víctima y llamar al 911.

La Ley de Buen Samaritano (Ley 57 del 30 de noviembre de 2016) protege a toda persona que ayude a una víctima en la escena de una emergencia. Quien atiende ya no tiene responsabilidad legal en caso de que el atendido fallezca, siempre que no haya intención de dañar (dolo), sino el genuino propósito de ayudarlo.