- sábado 18 de junio de 2022 - 12:00 AM
El último en salir que apague la luz y cierre la puerta
Quienes leyeron el título, seguramente comprendieron a que me refiero con ello. El desenfreno que vivimos en Panamá en los últimos tiempos que dejaría con la boca abierta a quienes fueron los próceres de la Patria, ya que jamás habrían imaginado en lo que terminaría el sacrificio histórico que vivieron junto a sus familias en los años previos al nacimiento de nuestra vida republicana.
Se imaginan los temores que vivieron quienes gestaron ese periodo republicano, toda esa mística trama para poder confeccionar nuestra primera bandera, y las reuniones clandestinas que se realizaron para lograr el nacimiento como República.
No dejo de admitir la profunda tristeza, que me causa cuando reflexiono sobre todo lo que muchos hicieron para no permitir que seamos la extensión territorial de otro país, pero sin embargo no hacemos nada o muy poco para exigir enrumbar al país a la visión que tenían esos insignes ciudadanos de la época, que muchos de ellos se inmortalizaron con algunos retratos en museos o en libros de historia, al igual que otros valientes ciudadanos anónimos a quienes no se les ha hecho reconocimiento alguno, por el precio pagado en esos eventos que reafirman nuestr a identidad como nación.
Leer diariamente sobre los problemas que son producto de la indiferencia administrativa, están agotando la tranquilidad social efímera que pensamos que tendríamos, sin calcular el resultado del malestar que podría equipararse a la presión que existe en el interior de una olla, para ablandar los alimentos.
Esa misma Olla a la que luego de cumplir su ciclo, si es abierta inmediatamente puede causar grandes daños al cuerpo de esa persona cándida que piensa que no pasará nada, y que su cuerpo es inmune a todo.
La sociedad se encuentra en medio de varios frentes abiertos, el primero el alto costo del combustible que lo fija en casi B/. 6.00 el galón, el alto costo de los alimentos, la falta de empleo, la recolección de la basura, las calles llenas de huecos y así podría ser reiterativo en las desatenciones descritas en otros artículos.
Todo parece indicar que este buque, seguirá como un barco abandonado a la deriva al cual se suben los bucaneros, piratas, filibusteros y corsarios para sacar un provecho personal, sin importarle en lo más mínimo la tripulación que se encuentra dentro de esta nave, secuestrada por las omisiones que no dejan de acumularse.
Esto solamente se puede acabar, cuando la voluntad de la sociedad sea auténtica y comprendamos que no puede ser posible que el presupuesto de la familia no es funcional, por el desenfreno progresiva en los supuestos altos costos, acabando con la clase profesional, y pretendiendo mantener controlada las necesidades de gran parte de población con subsidios ridículos, que no llegan a satisfacer lo que requiere nuestro pueblo.
Los subsidios son medidas temporales que deben ser ejecutadas con programas concretos de desarrollo, que lleve a ese beneficiario a ocupar una plaza de trabajo, y que sea productivo.
Si seguimos igual sin pretender despertar, la única recomendación que les hago damas y caballeros, es que el último en salir apague la luz y cierre la puerta.
ABOGADO