En medio de cuentas y cuentos de elecciones pasadas, de encuentros pro transición y de maletas a punto de cerrar para emprender otras aventuras, asoma el dedo acusador hacia aquello que marcaría la diferencia entre ganar y perder; inclusive, a poco más de un mes del cambio de Gobierno, aún hay procesos de impugnación a la puerta.
Ante este escenario es de rigor apelar al tropiezo del individualismo. ¿Y para qué?. Eso permitirá enfocar el norte a seguir, independientemente del lugar desde donde nos corresponda aportar, para el desarrollo de este país que queremos todos; y que, levanta expectativas por propuestas alineadas con digitalización, entornos modernos y cambios constitucionales, entre otros.
Ese tropiezo permitirá también ceder paso a la humildad en nuestras acciones colectivas para adoptar las medidas requeridas que enderecen rumbos, en perspectiva de justicia y transparencia sin etiquetas ni distorsiones.
Panamà es un país maravilloso que tiene mucho de tradición, de recursos, de cultura como todo los que nos ofrece la etnia negra que celebramos este mes de mayo. Entonces, vale centrarnos en actuaciones positivas de la gente, sin vacilación y sin darle más protagonismo al ego desmedido que limita y no edifica.
