- miércoles 15 de enero de 2014 - 12:00 AM
Tinglado de golpes bajos
En esta vida he aprendido lo siguiente: Cuando el enemigo se ensaña, golpea lo más fuerte posible por todas partes sin piedad, una y otra vez levanta su guante infectado de maldad para producir dolor y torcer la verdad, para provocar división, confrontaciones, dudas y humillaciones. Golpea para arrebatar derechos adquiridos y derechos humanos, golpea para producir daños irreversibles y para dejar rastros de crueldad. Esos guantes manchados de injusticias con los que golpea constituyen una amenaza para todos, una amenaza a la tranquilidad y a la convivencia humana.
Estos golpeadores se llenan de avaricia, corrupción y son dignos de vergüenza; hacen solo lo que les parece mejor a ellos, los malos deseos los arrastran, seducen, son mentes confundidas y en tinieblas. Además, tienen la lengua como navaja afilada, no piensan más que en destruir y golpear, herir con las palabras; van tejiendo planes malvados, son engreídos, espinosos y difíciles. Pueden ser una caterva de malhechores amedrentadores, no importa la estatura, golpean con fuerza y perjudican en todas partes.
Los golpes producen llanto, dolor y muerte, y sufren las familias, todos son tocados por el puño del abuso, prepotencia, olvido, mentiras y fanfarronería. Golpes que producen hambre y desesperanza y es que el tirador de golpes nunca ha sabido lo que es caminar entre los excrementos regados por los patios limosos, olores nauseabundos y basura regada por todas partes como criaderos del mosquito que produce dengue, por eso no pueden dejar de tirar golpes.
La ley es letra muerta porque son ahogadas en interpretaciones mezquinas y peseteras; a esos tiradores de golpes hay que hablarles en términos de reales y centavos porque algunos son más o menos inteligentes, talvez menos que más para no haber entendido que en estos tiempos no se conquistan las personas a punta de golpes y problemas de lunes a domingo. Son boxeadores mediocres y deficientes con los guantes.
Con sus golpes e inmoralidades han sembrado la desconfianza, desasosiego y el menosprecio del público observador por esas cosas de la justicia que han sido producidas por la incapacidad de algunos boxeadores que les han quedado muy grandes los guantes. Hay que luchar para ganar la batalla del prestigio y la credibilidad, por eso es que dicen que la justicia ha sido muy golpeada por los encargados de administrarla, y hay que noquear las encendidas controversias que han originado crisis y críticas que podrán ser eliminadas si los jueces califican la pelea con responsabilidad y a conciencia, porque es falso que el hombre vive solo del pavo y una vez al año.
*DOCENTE UNIVERSITARIA