Las represiones tras inicio del segundo debate del proyecto de ley 163 sobre la Caja, con obreros que fueron secuestrados por elementos policiales junto a personas en ese entorno, hasta señoras de empresas contratistas, que revela una acción vergonzosa dictatorial y no profesional del jefe de la Policía.
Una protesta y volanteo que solo llevaba quince minutos terminó en una guerra campal, donde a la policía sin mediar diálogo, se le olvidó que no era el lugar correcto tirar bombas lacrimógenas, al lado de hospitales. Peor aún, se vio que usaron bombas incendiarias en la Universidad de Panamá y en esta obra del nuevo hospital del niño, aparentemente provocando pequeño incendio en uno de los pisos de este.
Pero los medios tradicionales no dijeron del uso de armas de fuego de alto calibre contra obreros que se defendían con lo que tuvieran a mano. Pareciera que agentes policiales infiltrados ya tenían esto planeado, inclusive para grabar desde dentro de obra, siendo más bien un acto de terrorismo gubernamental para tratar de dañar imagen, junto al terrorismo judicial y el maltrato o tortura a detenidos. Los médicos no somos participes de violencia alguna, pues auxiliamos a heridos de ambas partes. Sólo que los policías que son pueblo también, tiene seguro privado pagados por los impuestos de los obreros que apalearon. Sólo los progobierno caen en condenar a los héroes que luchan por el derecho a la vida. Todos debemos protestar cívicamente.
