- sábado 26 de octubre de 2024 - 12:00 AM
Entre las medidas anunciadas por la ministra Molinar, cuando apenas se inicia el primer año del que, eventualmente será su, sin precedentes, decenio como regente de la educación nacional, han destacado: 1) su decisión de “educar a los padres”, como requisito de obligatorio cumplimiento para que sus hijos puedan continuar recibiendo el paupérrimo auxilio escolar, que todavía no acaban de pagarles 2) la eliminación de la galleta nutricional 3) la cuestionada compra de los ordenadores (laptops) y 4) la cancelación de las pruebas de medición conocidas como PISA, porque “no sirven para nada”.
En un artículo anterior, sobre las “escuelas para padres” comenté que, en principio, no parece mal tratar de involucrar más a los padres y acudientes en la educación de sus hijos; pero, también, apunté que haberles obligado, so pena de suspensión de la llamada beca universal, a asistir a charlas que, por improvisadas y repentinas, apuntaban más a un pretexto para retrasar su pago.
Involucrar a los padres y acudientes en la educación de sus hijos, como objetivo no es criticable sino saludable; pero antes debió haber sido dialogada y acordada con las organizaciones que los representan. Los bajos rendimientos de los alumnos y las deserciones escolares son un problema de raíces sociales y económicas que no se diagnostican y mucho menos se resuelven con charlas improvisadas, dictadas por “capacitadores”, igualmente improvisados.
A las justificaciones para cancelar la muy modesta asistencia alimenticia o a la sonada compra de ordenadores, por cuanto esta repite otra del anterior período de la Sra. Molinar en el ministerio y de ellas se han ocupado profusamente los medios, no abonaré muchos más. Pero en cuanto a su decisión de suspender la aplicación de las pruebas PISA para contratar otras que según ella sí servirán, proceden algunas interrogantes: 1) ¿Se necesita de pruebas internacionales para que nos confirmen las falencias o que nuestros estudiantes van a la zaga en materias básicas? 2) Si nuestras universidades oficiales cuentan con personal calificado y los medios para diagnosticar el nivel y las falencias comparativas de nuestros estudiantes, ¿por qué es necesario contratar agencias foráneas?
Los remedios o la recetas para emparejar a nuestros estudiantes con los estándares internacionales no los proporcionan las mediciones internacionales. En lugar de seguir trillando en esas alternativas, lo que corresponde hacer es atender las causas, que son internas y no externas; y emprender esfuerzos serios y planificados para corregirlas. Y ni la PISAS ni las POSES contribuyen para nada.