- lunes 22 de mayo de 2023 - 12:00 AM
Simuladores del derecho
‘El Derecho es la fuente normative del Estado, es decir, el elemento que organiza y estructura la sociedad humana en una entidad estatal. Esta circunstancia confirma la trascendencia del Derecho que sus inconsultos inpugnadores desconocen' [Ignacio Burgoa]
En su obra ‘El Jurista y el Simulador del Derecho', Ignacio Burgoa Orihuela, doctor en Derecho y Maestro Emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dedicada primordialmente a los estudiantes de Derecho, se resaltan la importancia y la trascendencia del Derecho, y también hace especial énfasis sobre la función social del jurista en su carácter de jurisprudente, abogado, maestro y juez.
A través de sus cinco capítulos, el autor nos lleva de la mano a entender la necesidad del Derecho como orden normativa de la sociedad y del Estado. Nos brinda una acuciosa semblanza del jurista y la cultura jurídica, antes de adentrarnos en la tipología del jurista, como jurisconsulto, abogado, maestro de Derecho (magister juris), o juez. El último capítulo de su opúsculo está dedicado al simulador del Derecho.
Me interesa, en esta ocasión, destacar el simulador del Derecho como espécimen contrario al jurista, dado que en los últimos cinco lustros hemos visto como en nuestro Panamá, no cesan de proliferar –ostentando títulos de licenciados o maestrías- toda una variedad de simuladores del Derecho, verdaderos farsantes que se benefician de la mediocracia imperante y gobernante, para engañar a los ciudadanos que requieren del auxilio de las leyes para proteger su vida, honra y bienes.
‘La ignorancia juris que afecta al simulador-nos dice Burgoa-, no solo proviene de su falta de vocación por el estudio, sino de la ausencia del talento necesario para determinar los puntos esenciales de cualquier cuestión jurídica y brindar la solución pertinente. Por esta razón centra su atención en los detalles banales y, sobre todo, en la retribución económica que un negocio pueda generar y no en la substancialidad.'
Hoy, más que nunca antes, urge que -no solo los estudiantes de Derecho-, puedan distinguir a tiempo a los impostores del templo y a los simuladores del Derecho, que descalifican todas las áreas de tan noble profesión como lo es la del jurista.
CATEDRÁTICO EN UP