• viernes 14 de noviembre de 2025 - 12:00 AM

Silencio y deterioro institucional

Los vacíos informativos son signo preocupante de deterioro institucional. El caso del joven funcionario aeroportuario hallado sin vida, tras la aparición de un vehículo calcinado, ha expuesto la tragedia familiar y la incapacidad del Estado para comunicar con rigor y empatía. Mientras crecen las preguntas, las autoridades permanecen en silencio o se limitan a declaraciones imprecisas que agravan la incertidumbre.

El problema no es solo policial. Es social y educativo. La ausencia de información clara genera desconfianza, propicia rumores y convierte el espacio público en un terreno fértil para la desinformación. Cuando los ciudadanos no disponen de una voz oficial creíble, terminan sustituyéndola con versiones anónimas, audios de dudoso origen y especulaciones que multiplican el miedo.

Se debilita la credibilidad institucional, se alimenta la sospecha y se normaliza la idea de que nada es investigado a fondo.

Las autoridades pueden informar lo esencial sin afectar las pesquisas: confirmar fechas, describir procedimientos, explicar los pasos procesales. No se compromete la justicia; al contrario, se le refuerza.

Un vehículo calcinado —pieza clave — fue tratado como un detalle marginal. En una investigación seria, ese hallazgo orienta la línea forense y puede determinar si hubo encubrimiento, accidente o dolo.

En Costa Rica y Chile, existen protocolos de comunicación que informan, con precisión y sin vulnerar la reserva, sobre los aspectos básicos de un caso de esta naturaleza. Las fiscalías mantienen unidades de prensa que actualizan con datos verificables y lenguaje técnico comprensible. Esa práctica fortalece la confianza institucional.

Cuando el Estado calla, la sociedad inventa su propio relato, y ese relato rara vez se ajusta a la verdad. El silencio prolongado no protege la investigación: la debilita.

Cuando el Estado calla, la sociedad inventa su propio relato, y ese relato rara vez se ajusta a la verdad.