- martes 29 de octubre de 2024 - 10:00 AM
Se necesita una auditoría a la dignidad académica de la Universidad de Panamá
Muchos profesores en la Universidad de Panamá han logrado mantenerse en sus puestos, pero cómo fiarnos en que cumplen con los requisitos básicos que se demandan para formar parte del cuerpo docente de una institución de educación superior.
La lista de condiciones para aspirar a una plaza de profesor universitario no es una simple formalidad. Estamos hablando de requisitos que garantizan que quienes imparten el conocimiento sean profesionales con la preparación académica necesaria para orientar a las futuras generaciones. Sin embargo, la realidad nos muestra que estos estándares, en muchos casos, pareciera que no se están cumpliendo.
En lugar de contar con profesores dedicados a la excelencia y el avance académico, el sistema universitario parece estar lleno de personas que, más que educadores, son oportunistas que se han aferrado al puesto sin vergüenza alguna. Este problema no es trivial, ya que cuando los profesores que integran el banco de datos carecen de la formación académica mínima, como licenciaturas, posgrados, maestrías e incluso doctorados; se degrada la calidad educativa, la credibilidad de la institución y, más importante aún, el futuro profesional de los estudiantes.
¿Dónde está la supervisión? Es fundamental que se realice una auditoría exhaustiva del banco de datos de los profesores: ¿cuántos de ellos cumplen realmente con los requisitos que la propia universidad establece? ¿Cuántos han obtenido puntos suficientes en sus ejecutorias? Y, aún más importante, ¿cuántos de estos profesores tienen la formación documentada para justificar su permanencia en la institución?
Además de implementar un sistema de auditoría urgente, es necesario que los resultados de esta revisión se hagan públicos y se tomen acciones contundentes. Aquellos que no cumplan con los requisitos deberían ser reemplazados por profesionales que sí estén a la altura de lo que la educación universitaria exige. Este llamado es no solo un acto de justicia hacia los estudiantes y la sociedad en general, sino un esfuerzo por restituir la dignidad de la profesión docente.
La mayoría de las personas ignoran la cantidad de esfuerzo, las largas horas sin dormir, la dedicación y la significativa inversión económica que muchos de nosotros hacemos para obtener postgrados, maestrías y un sinfín de logros que, por supuesto, no son gratuitos. Dependiendo del lugar donde se realicen, estos estudios pueden tardar desde meses hasta años en completarse. Además, hay que considerar el proceso de evaluación de títulos, que también conlleva costos. Este proceso es necesario para que te otorguen una firma en un documento que avala tu formación, sin importar si has cursado una maestría firmada por el rey de Inglaterra, de España o de dónde sea, si no tiene la firma de la Universidad de Panamá, no funciona. Debes pagar en la Universidad de Panamá para que evalúen tu título, lo que se traduce en un simple papel de tamaño legal que contiene unas firmas y un texto que certifica que el documento es legítimo. ¿Qué negocio tan redondo? Y esto es válido también para todos los demás estudios superiores que hayas realizado.
La Universidad de Panamá debe ser un templo de conocimiento y desarrollo, no un refugio para quienes buscan beneficios personales sin dar a cambio un servicio de calidad. Hoy, más que nunca, es el momento de exigir transparencia, ética y compromiso. Basta de conformismo y tolerancia con la incompetencia: es hora de auditar la dignidad académica y rescatar la educación superior.