- martes 31 de enero de 2023 - 12:00 AM
Ser rosacruz, más allá de los mitos y leyendas
En primer lugar, hay que iniciar mencionando que los rosacruces pudieron haber sido fundados en el antiguo Egipto por el faraón Tutmosis III en los años (1504-1447 a.c), quien agrupó a los egipcios iniciados de las escuelas seguidoras del dios Osiris. El nombre Osiris proviene de la palabra egipcia Asar, cuyo significado es ‘La fuerza del Ojo' o
‘Aquel que ve el Trono'. Debido a que el jeroglífico que hace referencia a Osiris es un trono y un ojo.
El faraón Tutmosis III impulso a todos a que trabajaran en las escuelas osirianas de misterios con reglamentos propios. Posteriormente el faraón Amenhotep IV nació en el palacio real de Tebas convirtiéndose en uno de los hombres más importantes de su época y continuando el legado de la orden secreta.
Siendo así Egipto el promotor de una revolución en materia de arte, religión y cultura, misticismo, espiri tismo, sin precedentes.
Muchos años más tardes, uno de los principales protagonistas en esta historia; como una antigua sociedad secreta, fue dada mucho más a conocer, gracias a los aportes de Cristián Rosacruz, un legendario personaje educado bajo los principios de sabios de Siria en el siglo XIV.
Hoy, los rosacruces se dedican a la búsqueda espiritual, es decir que no es religiosa, ya que trabaja en la instauración de un mundo más humanístico, donde las personas practiquen más la solidaridad. Sin dejar de ser una escuela para enseñar lo místico para la realización del individuo desde su interior y así logre su desarrollo personal. Sigue siendo una fraternidad fuerte y mundial.
PERIODISTA