• martes 05 de noviembre de 2024 - 12:00 AM

Reconstruyendo los valores de nuestra nacionalidad

Si el desafío nacional ayer era independizarnos, hoy nos corresponde hacer que Panamá brinde justas oportunidades de superación a todos sus hijos

Nos sumamos a los festejos patrióticos, más por fuerza de la costumbre, que por otra cosa. Con justeza merecemos celebrar el habernos convertido en una Nación soberana e independiente, y creemos que conque “eso” aparezca en el texto constitucional, es suficiente para asegurarnos el respeto global. No hay manera de que entendamos que garantizar y conservar tal condición, es una carga que debe recaer sobre los panameños.

Quiero creer que los próceres sabían el problema en el que los metía el proyecto independentista, y que “contra viento y marea” asumieron el reto. También quiero pensar que los independentistas daban por hecho que las generaciones posteriores continuarían con esa monumental obra, y que cada cual en su momento, aportaríamos nuestro granito de arena para convertir a Panamá en el país próspero concebido.

Sin embargo, no han faltado tramos de nuestra historia en los que gobernantes del “Istmo independiente”, intentaron reducirnos a la superada condición de vasallaje, pretensiones traicioneras que en todo momento fueron rechazadas con la sangre mestiza.

Si el desafío nacional ayer era independizarnos, hoy nos corresponde hacer que Panamá brinde justas oportunidades de superación a todos sus hijos. Para ellos, es menester revitalizar los valores de la Nación panameña, considerando que la esencia del orgullo del Panamá decente, está en reivindicar la herencia de trabajo, sufrimiento y dolor que nos legaron nuestros mayores.

La sociedad panameña se bate entre fuerzas oscuras que propugnan por su desintegración, y otras que debemos reivindicar el sacrificio de nuestras parentelas por convertirnos en hombre y mujeres de bien. Hasta ahora se viene imponiendo el poderío de los primeros, pues escogemos “gobiernos antinacionales” para los que riqueza nacional es lo prioritaria, y el panameño y sus aspiraciones está degradada a un segundo plano.

El grito de “Viva Panamá” hoy debe estremecer nuestras sensibilidades. A “cámara lenta” nos viene despojando del idílico país que en medio del tormento y la desesperanza, nuestros antecesores soñaron, en el que un día viviéramos en dignidad, que a la fuerza les fue negada. En el mes de la Patria, pongamos nuestros ojos en esos tiempos pasados, para y reconciliarnos con ese deseo añejo de libertad y justicia social.

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