• miércoles 21 de mayo de 2025 - 12:00 AM

¿Qué paradigmas deben guiarnos en la educación virtual universitaria?

En un mundo donde la educación superior ha tenido que adaptarse a pasos acelerados a las nuevas tecnologías, es vital detenernos a pensar qué enfoques pedagógicos guían nuestras decisiones al diseñar cursos en línea. Y es que no se trata solo de subir documentos a una plataforma o abrir foros de discusión. Detrás de toda estrategia educativa hay un paradigma que le da sentido y dirección al aprendizaje.

En esta ocasión, analizamos dos paradigmas que, aunque comparten ciertos elementos, presentan diferencias clave: el Cognitivismo y el Conectivismo. Ambos son muy citados cuando se trata de enseñanza virtual, pero ¿cuál se adapta mejor al diseño de un curso en línea en el nivel universitario?

El Cognitivismo: entender cómo aprendemos

El cognitivismo se basa en comprender los procesos mentales que ocurren cuando una persona aprende. Este enfoque pone énfasis en cómo organizamos, almacenamos y recuperamos la información. En palabras simples, el estudiante no solo repite contenidos, sino que los interpreta, los relaciona con experiencias previas y los internaliza.

En un curso virtual diseñado desde esta perspectiva, el docente organiza los contenidos de manera lógica, usando recursos como esquemas, mapas conceptuales, videos explicativos y actividades que estimulan la comprensión. La plataforma sirve como un espacio donde el estudiante puede avanzar a su ritmo, con guías claras, retroalimentación oportuna y evaluaciones que promueven el análisis, no solo la memorización.

El Conectivismo: aprender en red

El conectivismo, por otro lado, es un paradigma más reciente que responde a la era digital. Fue propuesto por George Siemens y Stephen Downes, y plantea que el conocimiento ya no está solo en la mente de una persona, sino en redes: personas, bases de datos, blogs, foros, plataformas. Lo importante ya no es saberlo todo, sino saber dónde y cómo encontrar la información correcta, y mantenerse actualizado en un entorno cambiante.

En este modelo, un curso virtual no es lineal ni rígido. Más bien, se convierte en un entorno abierto, dinámico y colaborativo. Los estudiantes interactúan con contenidos en múltiples formatos (podcasts, infografías, artículos), participan en comunidades virtuales, comparten experiencias en redes sociales académicas y construyen conocimiento junto a sus pares. El docente ya no es el único referente, sino un facilitador que conecta, orienta y motiva.

La clave está en no seguir recetas, sino en pensar pedagógicamente.