• martes 15 de noviembre de 2011 - 12:00 AM

¿Puede la Constitución ser inconstitucional?

En cualquier país civilizado: no; en Nicaragua: sí; en el Panamá enloquecido…. La Constitución nicaragüense prohíbe la reelección presi...

En cualquier país civilizado: no; en Nicaragua: sí; en el Panamá enloquecido…

La Constitución nicaragüense prohíbe la reelección presidencial en el Artículo 147. La nuestra, en el Artículo 178. El texto de ambas constituciones es muy claro: no se puede y punto. Pero ante el vil reparto de los organismos de control político de Nicaragua entre sandinistas y liberales, la institucionalidad se ha deteriorado al punto de lo tragicómico. Como el actual presidente deseaba volver a correr al mismo cargo de manera inmediata y la Constitución nicaragüense se lo prohibía, los genios político-jurídicos de su gobierno no recurrieron a un proceso de reforma constitucional –como se intentó sin éxito en Panamá en 1998– sino que interpusieron ante una Corte Suprema de Justicia totalmente sometida al sandinismo, un recurso de inconstitucionalidad contra… ¡la Constitución de Nicaragua! No solo fue este un recurso absurdo y objeto de mofa de todos los juristas serios del mundo que conocieron de él, sino que la Corte Suprema de Nicaragua ¡falló a favor de Ortega!, aduciendo que la Constitución ‘violaba los derechos humanos del presidente Ortega’.

La Constitución es una ley, pero es la Ley Superior de un Estado. Nada está por encima de ella en el orden jurídico. La Constitución no puede ser ‘inconstitucional’ porque todas sus normas son de igual jerarquía. Si bien hay un principio de interpretación de las leyes que dice que la norma especial prima sobre la general y que la norma posterior prima sobre la anterior —que pudiera hacer que en algún caso se invoque un artículo de esta por encima de otro de la misma constitución— en el caso de la prohibición de la reelección, esta es una norma posterior a la que establece el derecho a elegir y ser elegido y es especial para el caso de la posibilidad de ser candidato presidencial frente a la norma general de ‘ser elegido’. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua realizó un ‘golpe de Estado técnico’ al desconocer su propia Constitución. Peor aún, se continuó con un proceso electoral lleno de irregularidades que han dado un resultado de cuestionable legitimidad.

Muy bien nos dicen los abuelos: ‘Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo’. Con el afán de perpetuación en el poder que muestra el presidente Martinelli, bien debemos los panameños ponernos en guardia ante semejante barbaridad ocurrida en Nicaragua. Y con la Corte que tenemos…

EL AUTOR ES EL PRESIDENTE DEL PARTIDO POPULAR

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