• miércoles 10 de abril de 2024 - 12:00 AM

¿Por qué tanta indecisión electoral?

Para el común de los ciudadanos, las encuestas han degenerado en instrumentos que pronostican resultados electorales. Sin embargo, la medición que se hace la indecisión del votante, es un dato de que adquiere relevancia, sobre todo en estas elecciones tan particulares. Hoy no se ven las banderas que los ciudadanos antes exhibían en sus casas o en sus carros, guardando reservas sobre el candidato de su preferencia.

Mostrarse indeciso antes de escoger al candidato de su preferencia, no es reprochable por cuanto que revela interés en el tema. En cambio sí se cuestionaría tomar una decisión sin una previa reflexión, sin evaluar los antecedentes, las capacidades o las propuestas de los candidatos.

Si los candidatos disponibles “son buenos”, la escogencia no es sencilla, y pasaría lo mismo si nos tocara escoger entre “el menos malo”. Con todo y lo polémico que esto pudiera resultar, terminaría siendo visto esto como algo normal.

Sin embargo, cuando esa creciente confusión naciera del ambiente de incertidumbre que las autoridades han permitido al no ejercer en sede electoral, los controles oportunos a las postulaciones, cuyas legalidades previamente habían sido denunciadas oportunamente. A causa de esta omisión, las elecciones quedan en vilo, pues quedó en manos de la justicia ordinaria la suerte de las próximas elecciones.

Si a 27 de las elecciones de mayo, es preocupante que hoy no se sepa con certeza quiénes serán los candidatos. Y para colmo de males, el hecho que las autoridades electorales hayan anunciado “con bombos y platillos” que ya se autorizaron la confección de las papeletas de votación, ¿cómo no percibirse que estas elecciones no serán transparentes. Es una dimanante del derecho constitución a “elegir”, tener pleno conocimiento de los candidatos aptos para “correr”.

Es de esperar entonces, que no haya sinceridad de parte en los pocos se expresen sus preferencias electorales, y salgan del paso dando cualquier respuesta. Esto nos resulta altamente preocupante, pues si la indecisión termina siendo un sinónimo de indiferencia, estamos ante un escenario en el que la voluntad de los electores termine a merced de quienes tengan mayor capacidad de “comercialización del voto”.

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