- domingo 26 de febrero de 2017 - 12:00 AM
Un político panameño que murió pobre
El título de este artículo pareciera decir que los políticos panameños deben morir ricos. Así es el imaginario nacional. Los políticos llegan al Gobierno para hacerse ricos unos y otros más millonarios, robando los dineros del pueblo.
Todo esto me viene a la memoria, porque el pasado jueves 23 de febrero se cumplieron 121 años de la muerte del panameño Justo Arosemena en la ciudad de Colón a los 79 años. Este panameño, hijo de una familia de comerciantes y de políticos que ayudaron a la independencia de Panamá de España, sobresalió en su vida como abogado, representante y senador del Istmo de Panamá en el Congreso de Colombia. Fue periodista, embajador en varios países, internacionalista, Presidente del Congreso de Río Negro, Presidente del Estado Federal de Panamá y un escritor de obras jurídicas donde se apuntan 10 libros de excelencia. Su obra cumbre como jurista y político es su alegato sobre el Estado Federal de Panamá en el Congreso Colombiano, para darle al istmo sus propias leyes, que le permitieran salir de su pobreza. Fue así, el gran profeta de nuestra independencia de 1903.
El Departamento de Panamá en el Decreto 388 de 1896 declara que el entierro correrá por ‘cuenta del Tesoro del Departamento'. El Congreso de Colombia expide la Ley 53 del año 1898 por el cual se le asigna a su viuda la suma de $ 200.00 pesos mensuales, porque ‘murió dejando a su esposa en la indigencia' y en 1906, la República de Panamá expide otra Ley por la cual se costearán los estudios del nieto de Justo Arosemena, interrumpidos por la guerra.
Se dedicó a servir a la Patria que lo vio nacer y a la patria adoptiva Colombia. Ello lo llevó a señalar la siguiente frase para el sentido nacional de pertenencia y de orgullo: ‘antes que colombiano soy panameño'.
Se puede ser político, se puede ser patriota y se puede ser honesto. Un ejemplo para los políticos de hoy y para la juventud que se levanta.
Exembajador de Panamá en Niacragua y Brasil