- viernes 21 de abril de 2023 - 12:00 AM
En el piso 2
El radicalismo en los extremos profundiza la matriz del resentimiento social en momentos donde la ira colectiva comienza a asomar los sentimientos más oscuros que esconde la naturaleza humana. Según la perspectiva con la que se miren las cosas, son buenas o malas, dependiendo del ojo de quien las observa.
La connotación de los problemas sociales y sus consecuencias, generan una retrospectiva diferente cuando son procesadas en contextos particulares. La movilidad, por ejemplo, es vista diferente por alguien que viaja en transporte público, a diferencia de los que tienen vehículo propio.
La ineficiencia del que anda a pie tiene sus repercusiones implícitas en la incomodidad y la demora, mientras que el que tiene auto podría estar más preocupado por el precio del combustible y el estacionamiento. No obstante, el tranque incomoda a ambos, por lo que la inversión en sistemas de transporte masivo como líneas de metro y trenes, resultaría más atractiva para ambos grupos, porque no compiten por el mismo espacio de circulación vial.
Vivir en sociedad resulta complicado, más aún, en países con desigualdad social y económica. La cosmovisión entre estratos resulta contrastante, ya que el bienestar de una clase de ciudadano choca con el interés de la otra clase. En Panamá se acuñaron términos como ‘cuello blanco’ y ‘panameños de a pie’, con los que se pueden demarcar con claridad los puntos extremos.
En este país existe la categorización de los ciudadanos y estigmas. No es lo mismo cometer un delito cuando eres ‘rabliblanco’, que cuando eres el hijo de la cocinera. En el peor de los casos, para el influyente está El Renacer, mientras que para el resto siempre estará disponible una mazmorra en La Joya.
En este país siempre se intenta poner la carreta delante de los bueyes. Se cree que la voluntad es suficiente, mientras tanto, el ascensor social se detuvo en el piso 2, en un edifico de 8 niveles, con el botón de emergencia dañado, sin energía eléctrica y sin ninguna señal.